El Forn de l’Ermiteta conserva la tradición de la mona de Pascua en Ontinyent
Gaspar Alcaraz, propietario del histórico horno de Ontinyent, mantiene viva la tradición de este dulce que sigue uniendo a generaciones de familias en la celebración de la Pascua

Entrevista a Gaspar Alcaraz, propietario de Forn de l'Ermiteta
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Ontinyent
Con la llegada de la Semana Santa y la Pascua, las tradiciones gastronómicas cobran fuerza en la Vall d'Albaida, y una de las más queridas es la mona de Pascua. Este dulce, emblemático de estas fechas, sigue siendo el protagonista de la celebración, cargado de simbolismo y sabor. En Ontinyent, el Forn de l’Ermiteta es el lugar donde la tradición continúa viva, gracias a la dedicación de Gaspar Alcaraz, panadero de vocación y propietario del horno.
La evolución de la mona de Pascua
Gaspar recuerda con cariño cómo, cuando era niño, las monas se elaboraban solo el viernes de Pascua. "Era una fiesta familiar, nos reuníamos todos, primos y tíos, en el horno de casa", ha contado. Hoy en día, la situación ha cambiado. "Ahora empezamos a hacer monas desde el domingo de Ramos hasta el sábado siguiente. El día más fuerte era el viernes, pero ahora está más repartido a lo largo de la semana", ha comentado en una entrevista para Radio Ontinyent Cadena SER.
El panadero destaca que, más allá de un producto gastronómico, la mona de Pascua es una tradición que conecta a las familias y las generaciones. "Desde hace 23 años, recibimos a los niños de las escuelas que vienen a hacer sus monas. Los primeros que vinieron ya han terminado la carrera", explica con orgullo. Para Gaspar, mantener viva esta costumbre es un verdadero honor, ya que implica enseñar a los más pequeños el valor de las tradiciones.
La elaboración de la mona de Pascua sigue siendo un proceso artesanal, en el que el tiempo y el cariño juegan un papel fundamental. "El secreto está en el tiempo", ha señalado Gaspar. Los ingredientes básicos de la mona de Pascua, como los huevos, el azúcar, la harina, el aceite y la levadura, permanecen casi inalterados con el paso de los años. Sin embargo, las figuras decorativas que acompañan a la mona cambian cada año, con creaciones originales como tortugas, cocodrilos e incluso ratones y ardillas, que alegran tanto a los niños como a los adultos.




