Save the Children reclama a las administraciones ayuda psicológica y educativa para las niñas y niños que vivieron la DANA
Las secuelas psíquicas y físicas son muchas y Save the Children alerta del enorme trabajo que queda por hacer
Testimonios de madres sobre los efectos que la Dana, seis meses después, dejó en sus hijos
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Valencia
Miedo, inquietud, ansiedad... son algunas de las secuelas que, a día de hoy, casi seis meses después, siguen sufriendo las niñas y niños (70.000) que vivieron la DANA en primera persona.
Son testimonios de dos madres de localidades de la zona cero recogidos por Save the Children que analiza los efectos de la DANA en los más pequeños. Más de 70.000 niños y niñas viven en las zonas más afectadas. Ahora crecen en viviendas insalubres, preocupa su salud mental, el curso escolar se vió interrumpido... Las secuelas psíquicas y físicas son muchas y Save the Children alerta del enorme trabajo que queda por hacer.
Crecer en entornos no adecuados impacta no solo en su salud física, sino también en su salud mental: puede provocar ansiedad, depresión, enfado o incluso dificultades para conciliar el sueño o afectar al rendimiento escolar. No son pocos los menores con problemas respiratorios, la humedad agrava, por ejemplo, los casos de asma. Por todo ello Save the Children pide a las administraciones más ayuda para reconstruir viviendas, para que puedan superar los miedos y posibles secuelas psicológicas.
Save the Children considera necesario que desde las administraciones se refuercen los servicios de salud mental infanto-juvenil. Estos niños y niñas y sus familias necesitan sobre todo atención psicológica, por el gran impacto que esta emergencia ha tenido en su salud mental. Y en materia educativa piden programas de refuerzo para recuperar los contenidos perdidos.
Save the Children ha puesto en marcha siete espacios seguros y amigables para la infancia en diferentes municipios de la zona. En estos espacios un equipo de profesionales, entre los que hay trabajadoras sociales, psicólogos, educadoras o pedagogos, ofrecen a los niños y niñas apoyo emocional, físico y educativo en un entorno seguro, a la vez que están protegidos. Además, realizan actividades deportivas, creativas y también juegan. Pero es solo una ayuda.
“Estos espacios son fundamentales para todas las familias de las zonas afectadas, ya que aquí no solo están a salvo de riesgos físicos y de cualquier tipo de violencia, también continúan su educación y se les proporciona atención psicológica para que puedan procesar todos esos sentimientos que les ha generado la catástrofe en un ambiente seguro. En definitiva, son espacios en los que pueden volver a recuperar parte de esa infancia que la DANA les ha arrebatado y ser lo que son: niños y niñas”, explica Hernández.
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Juan Magraner
Editor 'Hoy por Hoy Matinal Comunitat Valenciana' y director del programa agroalimentario de 'La Llavor'....




