El blues de los agoreros
Javier Llopis, periodista

La Columna Javier Llopis (07/05/2025) "El blues de los agoreros"
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Alcoy
Soportamos a estos siniestros agoreros durante décadas. A lo largo de todo el tenso proceso de integración femenina en la Fiesta de Alcoy, estos profetas de garrafón anunciaban siempre que podían la inminente llegada del Apocalipsis festero; el final terrible de los centenarios festejos de Moros y Cristianos, arrollados por la entrada masiva de las mujeres. Durante años, aprovecharon todas las tribunas públicas y privadas para asustarnos con conceptos tremebundos como: carnaval delirante, pérdida de identidad y debacle de las más sacrosantas tradiciones.
Han acabado las Fiestas de 2025 y hemos visto de todo. Una mujer ejerciendo con gran éxito una alferecía, escuadras femeninas, escuadras mixtas, chicas haciendo el cabo de forma magistral, festeras ejerciendo de cabo batidor, socias de filaes vestidas con el mismo traje que los hombres y locales festeros atiborrados por la masiva incorporación de las mujeres. Todo esto ha pasado en solo tres días por delante de nuestros ojos, en medio de los aplausos y de las aclamaciones de los espectadores. Todo esto ha pasado, mientras Alcoy celebraba una brillante Trilogía, en la que volvieron a combinarse en perfecta armonía el respeto a la tradición con el espectáculo y la presencia masiva de visitantes foráneos.
Por extraño que parezca, el cielo no se desplomó sobre la ciudad que tuvo el “atrevimiento” de acabar con la marginación festera del 50% de sus habitantes. Los continuos avances de la integración femenina registrados en los últimos años, dejan clara una cosa que algunos ya veníamos sospechando: las amenazas de desastre lanzadas por los integristas que intentaban frenar la llegada de la mujer a la Fiesta no eran más que un burdo intento de utilizar la tradición como una excusa para perpetuar un sistema de poder trasnochado y profundamente injusto.
La Fiesta de Alcoy goza de una excelente salud y más de un bocazas profesional del mal rollo debería plantearse pedir excusas por sus viejas y rancias diatribas. Vale la pena hacer un ejercicio de penitencia cuando la realidad te va ganando por goleada.