Godelleta: "Esto no volverá a ser lo que era hasta que pasen al menos cinco años"

València

Radio Valencia Cadena SER sigue su recorrido por los municipios afectados por la DANA, y en esta décima edición nos hemos desplazado de nuevo a la Hoya de Buñol para ver cuál es la situación en Godelleta cuando han pasado más de seis meses de aquel 29 de octubre.

Ese día quedó marcado para siempre en este municipio por las víctimas mortales que lamentablemente dejaron las inundaciones y también por los daños materiales que provocó la DANA en sus infraestructuras, calles, en las urbanizaciones y casas diseminadas por su término y también en el campo; daños muy importantes en un sector clave de la economía de Godelleta.

Conversamos con Ángel Gil, presidente la Unión Musical de Godelleta, que perdió parte de sus cultivos y también campos enteros que han quedado integrados en el barranco y Mariano Ibáñez, propietario de un bar que también fue totalmente arrasado y que se convirtió en punto de reparto de ayuda tras la DANA.

Capítulo 19, Godelleta (video)

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Una recuperación muy costosa

Mantenemos la conversación en el restaurante mientras se escucha en los chalets cercanos el ruido de la maquinaria que trabaja para devolver la normalidad a Godelleta. Chalets que quedaron arrasados en una zona ubicada entre dos barrancos y que aquella tarde quedaron completamente anegados, no solo de agua, barro y cañas, sino de todo tipo de enseres arrastrados aguas arriba.

Este municipio, explica Ángel, es eminentemente agrícola, "aquí no hay parcelas abandonadas, está todo cultivado". Finales de octubre es una época clave para las naranjas y caquis que copan gran parte de los cultivos, y la DANA acabó con todo. "Todo estaba a punto de empezarse a cosechar y el 90% lo perdimos entre el agua y la piedra que cayó ese día".

No solo hubo pérdida de cultivos, Ángel Gil cuenta que los barrancos "venían tan desbocados" que hay muchas parcelas lindantes a ellos que han desaparecido. Ahora forman parte del dominio público, "no es que se llevaran los árboles, es que se ha llevado toda la tierra que había".

Respecto a las ayudas, apunta que los seguros agrarios han funcionado muy bien en el caso de los cultivos, aunque la pérdida de terrenos que han quedado integrados en los barrancos dependen ahora de una línea de ayudas del Ministerio. "Todos los campos que estaban lindando con los cauces se lo queda el Estado y nos tienen que indemnizar lo que ellos estimen".

No solo eso, los daños en infraestructuras agrarias, de riego y caminos son tales que Gil augura una recuperación lenta. "Esto no volverá a ser lo que era hasta que pasen al menos cinco años", afirma.

Casi dos metros de agua

El restaurante de Mariano Ibáñez está ubicado en uno de los puntos más afectados de Godelleta. Aquella tarde él viajaba desde Madrid a València, un trayecto que le costó más de 13 horas. Mientras, a primera hora de la tarde, el agua comenzaba a entrar al establecimiento y dejaba atrapados en su interior a su hijo y empleados.

"A estas horas no había clientes porque como estaba lloviendo mucho la gente empezó a salir, pero los trabajadores y mi hijo estaban dentro y ya no pudieron salir, el agua por aquí alcanzaba más de dos metros y arrastraba de todo, coches de los vecinos, muros, puertas, de todo", explica. Tal fue el nivel y fuerza del agua que Ibáñez afirma que la zona en la que está ubicado este restaurante y algunas viviendas "se convirtieron en el cauce del barranco".

En este sentido, Ángel Gil añade que a solo 100 metros tienen el Barranco del Gallego, "no se ha hablado mucho de este barranco pero aquí confluyen varias vertientes, hay un desaguador y eso más que un barranco parecía el Ebro en cuestión de minutos".

Cuando Mariano Ibáñez logró llegar a Godelleta se encontró con una situación que califica de "indescriptible". Montones de enseres y coches arrastrados, paredes destruidas, barro por todas partes... Su hijo y empleados pudieron refugiarse en el piso superior, donde viven, y a los tres días, explica, llegó el primer camión de ayuda y su restaurante se convirtió en punto de reparto. "Aquí llegaba la ayuda, aquí cocinamos para quien hiciera falta".

Seis meses después los daños todavía son visibles aunque pudieron reabrir con relativa rapidez. Además de los daños materiales que son bien visibles, los psicológicos también se dejan ver. Las alertas metereológicas, el apagón del pasado 28 de abril. Todo les remite a aquella tarde que no olvidarán, dicen, ni ellos, ni las siguientes generaciones de godelletanos.

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