El sector veterinario valenciano sigue en pie de guerra: "La salud no es un lujo"

València

El sector veterinario valenciano sigue en pie de guerra. No descartan presentar una Iniciativa Legislativa Popular para corregir los defectos de un sistema que les ata de pies y manos y cuyos tratamientos el cliente paga con un 21% de IVA, "como un bolso de marca".

En febrero pasado el sector veterinario de toda España paraba y se manifestaba. La respuesta en la Comunitat Valenciana fue de las más importantes de todo el estado. Inmaculada Ibor, la presidenta de los veterinarios y veterinarias valencianos, explica que han llegado a una situación de no retorno. La regulación vigente es, afirma, un palo en las ruedas. Los y las profesionales ven muy limitada, por ejemplo, su capacidad para prescribir tratamientos. Además, estos no están ajustados a los diferentes animales y se genera mucho medicamento sobrante y todo eso al 21% de IVA.

Explica Ibor que los 3.600 profesionales de la Comunitat (400 en Castelló, 1.200 en Alicante y algo más de 2.000 en Valencia) están obligados a comunicar todos los tratamientos que prescriben. Una comunicación netamente administrativa que nada tiene que ver con la salud de los animales. Pero no diferencia entre unas gotas para un periquito y un tratamiento a gran escala en una granja. Eso sí, si el veterinario no comunica, por error u omisión, o se retrasa, puede ser objeto de una multa que va de 60.000 a 1.200.000 euros. La presión de las movilizaciones ha servido para que se rebaje algo ese régimen sancionador, pero no lo suficiente, según Ibor.

También ha servido la presión para que se abra la puerta (aún no está aprobado) a que las clínicas puedan vender medicamentos sin prescripción. Los mismos antiparasitarios que puedes encontrar en supermercados y gasolineras ellos, no pueden venderlos porque la norma distingue entre prescripción y dispensación.

Pero la situación aún es peor en el caso de los medicamentos con prescripción. Ibor explica que en medicina humana hay una distinción, lógica, entre adultos y niños. La presentación de los medicamentos, su composición y carga antibiótica... todo está regulado para evitar posibles intoxicaciones y problemas. En veterinaria no. En veterinaria se mete en el mismo frasco a un elefante y a un gorrión.

Eso, en la práctica, genera gran cantidad de sobrantes que el cliente ha pagado aunque sabe que no va a necesitar. Si se permitiera al veterinario ajustar las dosis ese problema desaparecería. Y lo que es peor, el cliente, por el tratamiento tendrá que pagar la minuta del veterinario con un 21% de IVA. Cambiar eso ni siquiera está sobre la mesa.

Así las cosas, no descartan seguir con las movilizaciones y se plantean la presentación de una Iniciativa Legislativa Popular para tratar de conseguir esas modificaciones dada la escasa voluntad de cambio por parte de la administración.

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