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¿Por qué el consumidor recuerda unas cosas y olvida otras?

El cerebro del consumidor es un filtro selectivo de información que constantemente decide qué retener y qué descartar. En el ámbito del marketing, entender este proceso es una necesidad estratégica.

Marketing con Fran Torreblanca

Marketing con Fran Torreblanca

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Villena

Como consumidores, somos bombardeados por miles de impactos diarios. Por tanto, recordamos solo aquello que logra atravesar las barreras de atención y emoción. La pregunta es: ¿qué hace que algo quede grabado en mi memoria mientras otras cosas se desvanecen como humo? La respuesta está en la forma en que nuestra mente procesa la información.

Dicen los expertos que la clave para que un mensaje permanezca está en activar el sistema de recompensa del cerebro. Es un mecanismo que responde a estímulos como la novedad, la relevancia personal y las emociones. Si algo nos sorprende, nos conecta con nuestras experiencias o despierta una emoción intensa, las probabilidades de que lo recordemos se multiplican.

Por ejemplo, un anuncio que utiliza una narrativa inesperada o que toca fibras emocionales profundas tiene más posibilidades de quedarse en la mente del consumidor que uno genérico y plano. Esto no es casualidad: estímulos así activan el hipocampo y la amígdala, áreas del cerebro directamente relacionadas con la memoria y las emociones.

Para que algo quede grabado a largo plazo, debe haber repetición y coherencia. La memoria funciona como un músculo que se entrena con el ejercicio. Por eso, las marcas exitosas apuestan por mensajes impactantes que se repiten de forma consistente en diferentes canales, construyendo asociaciones claras y fáciles de recordar.

Como ejemplo, los jingles publicitarios

Algunos de ellos, años después, los seguimos recordando. Esa repetición, combinada con un mensaje emocionalmente resonante, crea un recuerdo duradero.

El olvido, en cambio, ocurre porque el cerebro tiene que priorizar.

La información que no está vinculada a una experiencia significativa o que no se percibe como útil tiende a ser descartada. Este fenómeno es conocido como «poda sináptica«, un proceso neurológico que elimina conexiones neuronales innecesarias para optimizar el funcionamiento cerebral.

Entonces, en el contexto del marketing, Las marcas que saturan al consumidor con datos sin un hilo conductor emocional o funcional están, en esencia, arrojando su presupuesto al vacío.

Un mensaje claro y directo, tiene muchas más probabilidades de ser recordado que uno rebuscado.

El cerebro del consumidor está programado para buscar patrones y evitar el gasto innecesario de energía cognitiva. Un buen ejemplo es el éxito de los eslóganes cortos y contundentes, que encapsulan la esencia de una marca en pocas palabras. «Just Do It» de Nike o «Think Different» de Apple son frases ingeniosas diseñadas para ser memorizadas con facilidad.

En el fondo, recordar u olvidar es el resultado de cómo nuestra mente prioriza lo que percibe como relevante para la supervivencia o felicidad.

Las marcas que entienden este principio pueden diseñar estrategias de impacto. La idea, como ya sabemos, es ser capaces de crear experiencias que generen un impacto real en la vida del consumidor.

Al final, lo que recordamos define nuestras decisiones y las historias que contamos sobre nosotros mismos y el entorno que nos rodea.

En el marketing, la memoria del consumidor es el terreno donde se libra la batalla por la relevancia.

 

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