Guadassuar: "La actitud de los jóvenes fue impecable, de madrugada ya estaban ayudando a limpiar"

València

Esta semana se cumplen siete meses de la DANA y durante todo este tiempo no hemos quitado el foco en lo más importante, comprobar cómo evolucionan los municipios afectados, cómo van los trabajos de reconstrucción y cómo todavía queda mucho por hacer.

Casas todavía inhabitables, familias que residen temporalmente con familiares, con vecinos, de alquiler; negocios que no han podido reabrir sus puertas. En 'València 2025: Renacer tras la DANA' comprobamos cuál es la realidad en Guadassuar, municipio de la Ribera que sufrió las inundaciones del 29 del octubre y donde todavía se trabaja para recuperar la normalidad. Muchas casas y negocios siguen afectados y vamos a hablar con tres de sus vecinos: Joaqui Martorell, Carlos Pascual y Javi Colomer para conocer cuál es su realidad siete meses después de la DANA.

Capítulo 22, Guadassuar (vídeo)

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"Agarrado al pomo de una puerta"

Conversamos en un parque público ubicado junto a la ermita y la calle Riu Magre, precisamente la calle por donde empezó a entrar el agua al municipio aquella tarde del 29 de octubre. Sin embargo, relatan Joaqui, Carlos y Javi, el agua no solo entró por esta parte, sino que rápidamente se sumó agua procedente de la carretera que les une con Algemesí.

Los tres coinciden: todo fue muy rápido. En cuestión de poco tiempo, con a penas un margen de diez minutos, pasaron del agua por los tobillos al agua por la cintura. Tal es así que Javi tuvo que ser rescatado in extremis y puede contar lo que pasó porque se agarró con fuerza al pomo de la puerta de un garaje.

Venía andando desde Algemesí porque estaba preocupado por sus abuelos que viven en una planta baja. "Pero cuando llegué a la ermita, la bofetada fue fuerte porque por aquí ya había metro y medio de agua". La corriente creció tanto que acabó arrastrando a este joven profesor que consiguió salvarse agarrándose al pomo de la puerta en un garaje. "Pude desatarme el cordón de la zapatilla y atarlo para tener un mejor punto de sujección". Ahí estuvo gritando y pidendo auxilio hasta que la familia que vive en el primer piso lo escuchó y consiguieron ponerlo a salvo. "No se me olvidará nunca, si no llega a ser por ellos no estaría aquí"

Siete meses sin casa

Joaqui cuenta que vive con su madre, que tiene movilidad reducida, en una planta baja donde no ha podido volver todavía. Está a la espera de que puedan actuar los obreros en una vivienda que quedó totalmente arrasada porque el agua alcanzó más de metro y medio.

"Fue por los coches, si no hubiesen quedado arrastrados y atascados tantos coches en las calles y en las puertas el agua no habría alcanzado tanto nivel", dice. "Mi madre sin poder andar, vino un sobrino mío que la cargó y se la llevó. Yo me quedé, todavía no sé a qué, pero me quedé".

Durante todo este tiempo ya han pasado por tres viviendas y todavía no sabe exactamente cuándo podrán entrar a reformar su casa ni cuándo podrán volver. "Mi madre vio hace dos semanas por primera vez imágenes de cómo había quedado nuestra casa y pensaba que eso era Catarroja". "Ojalá tuviera alzhéimer y no recordara nada", ha llegado a decir la madre de Joaqui.

Trabajar con el negocio arrasado

Carlos Pascual trabaja en el negocio de fontanería que su familia regenta desde hace 75 años. La DANA arrasó el local, el almacén y se llevó todas los vehículos que utilizan sus trabajadores. Sin embargo, explica que solo 48 horas después ya se pusieron en marcha con vehículos prestados o propios porque, entre otros, se encargan del mantenimiento de residencias de mayores ubicadas en otras poblaciones afectadas por la DANA.

"Al día siguiente vinieron familiares de todas partes para ayudarnos a limpiar el taller y tenerlo operativo. La exposición sí quedó desecha", cuenta Carlos, quien añade que trabajan en fábricas de alimentación y residencias de mayores de Massanassa o Picanya y que ahí pusieron su prioridad "estaban sin agua caliente, sin calefacción... y eso era muy grave así que priorizamos las residencias".

En lo que coinciden los tres vecinos de Guadassuar es en destacar la ayuda de voluntarios y voluntarias llegados de muchos puntos de la Comuitat Valenciana e incluso de fuera. Sobre todo, inciden, los más jóvenes. "Ya de madrugada estaban ayudando a limpiar", señalan, "su actitud fue impecable". Es lo único positivo que sacan de una catástrofe que no imaginaban y de la que todavía se están recuperando.

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