Ana Cano, con discapacidad visual y pasajera de la línea de autobús Elda-Alicante: "Es un estrés tener que luchar por un asiento cada día; he tenido que modificar mi vida"

Alicante

Luchar casi cada día por encontrar un asiento en el autobús entre Elda y Alicante.

Es lo que les pasa a Ana, prácticamente ciega, con una agudeza visual del 10%, y a su marido, que sí lo es y anda con bastón. Ambos son usuarios de la línea interurbana que conecta Elda con Alicante, utilizan casi a diario el autobús, con la particularidad de que muy a menudo se ven obligados a viajar de pie por falta de plazas.

No culpan a los conductores, que siempre les intentan hacer sitio con la ayuda de otros pasajeros. Tampoco a estos, que sufren como ellos el mismo problema, dicen, sino a la compañía y a todas las instancias que permiten que tanto ellos como personas mayores o cualquier otro viajero soporte estos trayectos y por autovía sin poder sentarse y expuestos a sufrir un accidente.

Es una situación que llevan soportando casi dos años, pese a haber contactado al Ayuntamiento, a la compañía Vectalia, a la Guardia Civil y a todas las instancias que se les han ocurrido, sin que nadie les dé respuesta.

Ella tiene que trasladarse entresemana a Alicante para cuidar de su madre las únicas dos horas al día en que no puede la persona que tienen contratada a este fin.

Pero para ello, se ve obligada a exponerse en la carretera viajando en un autocar hacinado, y por ello ha tenido incluso que cambiar sus hábitos, dice. Ahora se queda dos noches a dormir en Alicante para evitar trayectos y, a pesar de tener junto a su casa la parada de autobús en Elda, anda casi todos los días hasta la de Petrer, para tener más oportunidades de encontrar asiento.

Dice que el Ayuntamiento les contestó que era competencia de la Generalitat y Vectalia, la compañía que asume estas líneas de transporte, les reconoció el problema y se comprometió a "abordar de manera urgente y efectiva" la situación y respondió que estaban tomando medidas como redimensionar el servicio con un refuerzo de líneas. De esto hace más de un año, y hasta hoy, explica.

Y encima, dice Ana sentirse "una privilegiada", por su condición. Pero piensa en las personas mayores y todas aquellas que cada día hacen el recorrido por autovía a 80 kilómetros por hora o más, sin ningún tipo de seguridad, cuando los pasajeros sentados están obligados, además, a ponerse en cinturón.

Desde la Guardia Civil le argumentaron que está permitido viajar así siempre que no se exceda la velocidad, mencionando que los autobuses llevan agarraderas.

Se pregunta Ana si tiene que ocurrir un accidente o que alguien muera, para que se tomen de verdad medidas.