La calle ya no es de Mazón

Alicante

Dicen con acierto que un año en política es eterno. El año pasado, el presidente Mazón entraba en Luceros minutos antes de las mascletás como si fuera una estrella de rock y anteayer lo tuvo que hacer escoltado, sin que se note mucho y con la música ambiental preparada para esconder, en caso de necesidad, el coro de abucheos.

Por cierto, hoy, los colectivos que vienen pidiendo su dimisión han vuelto a convocar una nueva manifestación en su contra. Algunos dirán que en Alicante son manifestaciones minoritarias y es cierto, pero, pese a ello, Mazón se ha convertido en un alma en pena, en un espíritu atormentado en plenas Hogueras. La calle ya no es suya.

En política se ha puesto de máxima actualidad parapetarse, resistir. El que resiste gana, dicen. Apelar a lo épico. Y volvemos a la frase del principio, dejar pasar el tiempo.

En el caso del presidente Sánchez, lo tiene más que complicado, el asunto huele fatal, pero, al parecer, el famoso Koldo, era un conseguidor que grababa a todo el que le pedía un favor a diestra y siniestra.

En el caso de Mazón ni tiene manual de resistencia ni los 228 muertos van a desaparecer y las pruebas de su negligente gestión, con el paso de los meses, cada vez son más evidentes.