El excomisario que afirmó que todos los inmigrantes son delincuentes se defiende ante el juez: "No soy racista, soy activista social"
Ricardo Ferris equiparó la inmigración ilegal con la delincuencia sin ninguna prueba insiste en que en España "delincuente es sinónimo de inmigración ilegal"

El exinspector del Cuerpo Nacional de Policía Ricardo Ferris declara en la Audiencia Provincial de Valencia presunto autor de un delito de odio / Jorge Gil (EP)

València
El excomisario de la Policía Nacional Ricardo Ferris, que se enfrenta a tres años de cárcel como presunto autor de un delito de odio por equiparar en una charla inmigración y delincuencia, ha negado los hechos ante el tribunal y ha afirmado que discurso era "contra la delincuencia no contra los inmigrantes": "la imagen mía de racista y xenófobo es incierta, nada que ver, todo lo contrario, soy un activista social que ayuda a la gente y que durante la dana estuve un un mes sin dormir patrullando por las noches".
Por estos hechos, Fiscalía y las organizaciones sociales que ejercen la acusación popular -València Acull y CIM Burkina- solicitan que se le condene por delitos de odio y haber incitado a la violencia contra la población migrante, además de la prisión, a inhabilitación especial para profesión un oficio educativo, en el ámbito docente, deportivo y de tiempo libre por seis años; que se le inhabilite para empleo o cargo público por el mismo tiempo y al pago de una multa de 12 meses.

La defensa pide la absolución
Alternativamente piden un año y dos meses de cárcel por un delito de menosprecio o descrédito contra la dignidad de las personas. Por su parte, la defensa niega los hechos y solicita la libre absolución.
Los hechos enjuiciados se remontan al 14 de octubre de 2022 cuando el excomisario, que fue jefe de la Comisaría Centro de València, participó en un acto público organizado por Vox y la Fundación para la Defensa de la Nación Española el 14 de octubre de 2022 en el Ateneo de València, y que fue transmitido por distintas redes sociales. La Dirección General de la Policía le relevó de sus funciones el 20 de octubre y abrió un expediente disciplinario que está paralizado a expensas del resultado del juicio.
En la vista, que se ha celebrado este miércoles en la sección segunda de la Audiencia de València, en una sala llena de público tanto de organizaciones de personas migrantes como de personas de apoyo al procesado, el acusado ha sido autorizado a sentarse junto a su abogado defensor.
El exmando policial, que se ha negado a responder a las acusaciones particulares, ha hecho uso de su derecho a la última palabra para reivindicar que su discurso y sus acciones van "exclusivamente van dirigidas contra las delincuentes".
Quería apelar "a la colaboración ciudadana"
"Cómo voy yo a animar a la gente a que salga a matar, es tan grotesco que es increíble que se plantee: soy policía, mi obligación es detener a los delincuentes", ha cuestionado en relación a las afirmaciones que vertió en la conferencia en las que aseguró: "los españoles somos un pueblo pacífico, vamos a tener que dejar de serlo" o "vamos a tener que actuar y echarle narices al asunto". Así, ha señalado que con estos asertos quería apelar a la necesidad de colaboración ciudadana porque "los propios policías reconocen se ha ido de las manos la seguridad".
El excomisario ha afirmado acudió al acto invitado por la Fundación Denaes, que no dio su consentimiento para ser grabado y que no informó a sus superiores de que iba a participar porque acudió como "particular" y como representante del sindicato policial Jupol para ofrecer su punto de vista desde su experiencia en sus 40 años en la Policía y como responsable de la comisaría Centro.
Además, ha señalado que no sabía que el acto lo organizaba también Vox y se ha definido como "antipolítico". Al llegar al Ateneo vio no solo el logotipo de Vox, sino también a gente vinculada al partido socialista a los que conocía porque su labor de asesor de seguridad a tres delegados de Gobierno. "La seguridad ciudadana, hasta donde yo sé, no entiende de ideologías", ha mantenido.
Ha señalado que en España "desgraciadamente sí que delincuente es sinónimo de inmigración ilegal", sobre todo en delitos que causan alarma social, pero ha recalcado que esta afirmación "no estigmatiza, todo lo contrario, lo que estoy haciendo es animar a la gente en general y a los inmigrantes honrados y trabajadores, que son los más interesados para evitar esa estigmatización, a colaborar" porque la colaboración ciudadana es una asignatura "pendiente" en España que "requiere un cambio político" y que debería incluso impartirse en los colegios.
"He preparado a policías colombianos, que me han dicho 'No permitáis que España se convierta en Colombia' y debajo de mi casa tengo familias de Marruecos con tiendas en el centro que me dan la razón, que los que roban en las tiendas son sus paisanos", ha señalado.
Asimismo, respecto a su afirmación de que "absolutamente todas la violaciones en España están siendo cometidas por gente que viene de fuera", ha replicado que, por su "observación profesional", la "práctica totalidad está vinculada a la irrupción de elementos culturales venidos de fuera".
"Humillados y ofendidos"
Por contra, durante el juicio han declarado como testigos el portavoz de la Federación Unión Africana España, y las presidentas de CIM Burkina y de València Acull, que han coincidido en que el colectivo de personas migrantes se sintió "ofendido y humillado" por estas declaraciones y también "miedo" y que han notado asimismo un incremento de la hostilidad hacia ellos.
Un trabajador de Valencia Acull ha declarado que las personas migrantes con las que trabaja le transmitieron "tristeza" por "verse señalados por alguien que debería velar por la seguridad de la población" y "rabia" porque "llevan muchos años esforzándose por formar parte de esta sociedad y aún deben enfrentarse a este tipo de discursos", además de "temor" porque este discurso pudiera estar "extendido" entre la Policía y no solo de un cargo.
Del mismo modo, la presidenta de Valencia Acull ha contado cómo le afectaron personalmente estas declaraciones ya que amigos de su hija, de 15 años, dejaron de visitarles en casa y en la asociación aumentaron las consultas de migrantes que se sentían "señalados" y que tenían "temor" de ser atacados. Además, jóvenes a los que debían darle talleres de derechos humanos pasaron a cuestionar su utilidad porque al entrar a comercios les seguían los guardias de seguridad por el mero hecho de ser migrantes.
El portavoz de la Federación Unión Africana España, por su parte, ha coincidido en que aumentaron los prejuicios hasta el colectivo tras este discurso y que lo que más le dolió fue ver que su hijo volvió del instituto preguntándole "por qué la policía dice que los inmigrantes son delincuentes" y ha señalado que las "burlas" hacia los hijos de migrantes en el barrio de Orriols donde vive eran "una constante".
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