La 'Identidad' del pueblo alicantino arde en la noche más mágica del año

Alicante

La palmera monumental que marca el inicio de la Nit de la Cremà, fiel a su cita, ha iluminado el cielo a medianoche y desatado el fuego purificador de esta noche mágica, pero también provocando lágrimas y una alegría desbordada tras cuatro días de intensas fiestas. La Cremà, como marca la tradición, ha consumido primero las hogueras oficiales adulta e infantil, 'Identidad' y 'H2O', de los artistas Pedro Espadero y Sergio Gómez. El fuego se ha ido extendiendo desde la plaza del Ayuntamiento para ir "purificando", hasta el amanecer, los 180 monumentos que se han plantado este año.

Justo con el final del día 24 de junio y el inicio del 25, Alicante se ha silenciado por un instante. Toda la ciudad miraba a la cima del Benacantil. Un único estruendo rompía el silencio y una cascada de luz iluminaba Alicante. La Palmera, lanzada este año de nuevo por la pirotecnia Ferrández, de Redován, ha dibujado un paraguas de oro blanco sobre la bahía de la ciudad. Palmera que ha durado apenas veinte segundos, pero que marcaba el comienzo de la noche más esperada por los alicantinos.

El corazón de la fiesta, la Plaza del Ayuntamiento, ha sido el primer testigo de ese fuego purificador. Las llamas, prendidas por la Bellea del Foc, Adriana Vico, y la Bellea del Foc Infantil, Valentina Tárraga, acompañadas por el alcalde Luis Barcala, comenzaban a consumir la hoguera de Sergio Gómez y, poco después, devoraban la obra de Pedro Espadero. Un espectáculo de fuego de más de 20 metros de altura que sorprendía a los miles de turistas y hacían las delicias de los alicantinos que se agolpaban en los alrededores de la plaza.

Tras la cremà el alcalde Barcala indicaba que no se han producido incidentes reseñables a falta del balance definitivo y destacaba que este 2025 han sido unas Hogueras de récord con más de dos millones de visitantes.

Un eco de calor y luz

A partir de ese momento, el fuego se ha extendido en una coreografía perfecta por cada rincón de la ciudad. Como un eco de calor y luz, las llamas prendían en los 90 distritos fogueriles en tres tramos horarios, a medianoche, a la una y media de la madrugada y a las tres y media. La noche se convierte en un espectáculo itinerante de arte reducido a cenizas, desde los barrios que plantan monumentos más humildes hasta las hogueras de categoría especial.

Entre el crepitar del fuego, otro sonido se convierte en la banda sonora durante esta madrugada, el de las sirenas y el agua. Un dispositivo de más de 180 bomberos y 340 agentes policiales vela para que la purificación no provoque ningún percance. Su trabajo culmina con la más que esperada "banyà" por parte de miles de jóvenes. Y es que el agua, además de permitir controlar las llamas de las hogueras, supone un alivio al calor sofocante de estas Hogueras de San Juan 2025, las más calurosas desde que se tienen registros. Pero también representan un bautismo de alegría para miles de alicantinos y visitantes que gritaban y provocaban a los bomberos para que les "dispararan" con las mangueras.

Con las primeras luces del alba, Alicante amanecerá distinta. Donde hubo arte estos últimos días, ahora quedarán cenizas. Donde hubo música, ahora resonarán los ecos de la fiesta. La ciudad, eso sí, ya mira al futuro, porque, cuando la última hoguera se apaga, la primera del próximo año ya ha comenzado a construirse en el corazón de su gente.