Save the Children alerta sobre la explotación sexual de niños y niñas en la red: más de cien casos denunciados en un año en la Comunitat Valenciana
La entidad ha realizado una encuesta que revela que siete de cada diez jóvenes no señala como un riesgo la manipulación de fotos o vídeos mediante IA

Pau Barrena (AFP (Getty Images))

València
Save the Children ha publicado este martes 'Redes que atrapan. La explotación sexual de la infancia y la adolescencia en entornos digitales', un nuevo informe que ha realizado en colaboración con la Asociación Europea para la Transición Digital en el que analiza las formas de explotación sexual que afectan a la infancia y la adolescencia en la red. Así, el documento estudia cómo Internet, las redes sociales y las tecnologías no solo facilitan la captación y la exposición a los riesgos relacionados con la explotación sexual, sino que también pueden ser el medio en el que se cometen estas violencias contra niños y niñas, y permiten su perpetuación.
Según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior, en 2023 se registraron en la Comunitat Valenciana 109 denuncias por delitos cibernéticos de carácter sexual contra niños, niñas y adolescentes.
“Esto es solo la punta del iceberg, ya que la mayoría de los casos no llegan a conocerse: muchas veces no hay denuncia, lo que se suma a las dificultades en la detección, que aumenta cuando estos hechos tienen lugar en el entorno online”, señala Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana.
De hecho, este informe, que cuenta con una encuesta que se ha realizado a más de 1.000 jóvenes de entre 18 y 21 años de toda España en la que se les ha preguntado por sus percepciones y conductas online durante la adolescencia, muestra cómo la práctica totalidad de los chicos y chicas encuestadas (el 97%) afirmó haber sufrido algún tipo de violencia sexual en entornos digitales cuando eran menores de edad.
La organización señala entre los principales tipos de violencia sexual digital el contacto por parte de personas adultas con fines sexuales (grooming); el sexting sin consentimiento o la difusión no autorizada de contenido íntimo; mientras que por otra parte distingue las formas de abuso y explotación sexual online, incluyendo el consumo, producción y la difusión de material de abuso sexual infantil (la mal llamada “pornografía infantil”); la sextorsión, en la que los niños, niñas y adolescentes son coaccionados, chantajeados o amenazados para enviar material íntimo o sexual; el uso de herramientas de IA para crear este tipo de contenido y la exposición involuntaria a contenidos sexuales
“En muchos casos estas violencias que se producen en el entorno digital están conectadas entre sí, por lo que un niño o una niña puede ser víctima de varias de ellas a la vez”, señala Hernández.
Materiales de abuso sexual y explotación infantil
En el informe Save the Children señala que, en 2024, la NCMEC (organización mundial líder en la prevención y localización de niños y niñas víctimas de explotación sexual digital) registró más de 19,8 millones de denuncias relacionadas con material de abuso sexual infantil a nivel mundial, es decir, material que representa abuso o explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.
Estos contenidos pueden generarse a partir de abusos en entornos físicos o bien directamente en el entorno digital mediante manipulación, engaños, amenazas o extorsión, que inducen a la víctima a producir imágenes de contenido sexual.
Por otra parte, la organización advierte de otro tipo de materiales, que incluyen representaciones sexualizadas de niñas y niños o en situaciones de desnudez parcial o total que, aunque no muestran actos sexuales explícitos, presentan a la infancia desde una mirada sexualizada.
“Estos materiales no son considerados delito en algunos países porque se sitúan en una zona de grises a nivel jurídico, pero preocupan por su potencial para normalizar o trivializar la sexualización y la explotación de niños y niñas”, destaca Hernández.
En muchos casos, pueden ser fotografías de la vida cotidiana sin intención sexual, como imágenes en la playa o en actividades deportivas, que son manipuladas o recontextualizadas con fines de explotación o gratificación sexual por parte de adultos.
Uso de la Inteligencia Artificial
Estos materiales pueden también estar creados mediante herramientas digitales a partir de imágenes reales de niñas y niños: son los llamados deepfakes o ultrafalsificaciones. Aunque constituyen por sí solos una forma de violencia, debido al daño que suponen para la dignidad, el bienestar y la seguridad de la infancia afectada, cerca del 70% de los y las jóvenes no señala como un riesgo percibido durante su infancia la manipulación de fotos o vídeos mediante IA.
Además, la organización señala que uno de cada cinco jóvenes afirma que alguien ha compartido con otras personas imágenes creadas con IA para mostrarle desnudo, siendo menor de edad, y sin consentimiento.
Lucía López, educadora de Save the Children en Alicante, detectó un caso de este tipo en los programas que la organización desarrolla en la ciudad: “Una adolescente de 12 años me comentó que estaba siendo amenazada por una persona que le decía que, si no reenviaba a todos sus contactos un vídeo con contenido sexual que le había llegado a su teléfono, publicaría unas fotos de la niña desnuda, creadas con Inteligencia Artificial. La niña aseguraba que nunca había reenviado fotos suyas con ese tipo de contenido, pero sentía que ella había propiciado esa situación y que era culpa suya”.
Material autogenerado
Estos contenidos son producidos por los propios niños, niñas y adolescentes, que puede ser voluntario o se puede dar por coacción o manipulación, mostrándose en posiciones sexualizadas, o en conductas más explícitas en lo que se conoce como sexting, o intercambio de material sexualmente explícito a través de las tecnologías. Un 27% de los chicos y chicas encuestadas enviaron mensajes, fotos o vídeos íntimos o sexuales suyos voluntariamente durante la infancia o adolescencia.
“Incluso cuando se realizan de forma voluntaria, una vez compartido el contenido escapa al control de quien lo genera, abriendo la puerta a múltiples formas de victimización, por lo que se genera igualmente riesgos”, advierte Hernández.
Más del 65% no percibe como un riesgo el envío o reenvío de imágenes sin el consentimiento de la persona menor de edad representada en ellas. Cuando se les pregunta por los motivos por los que compartieron imágenes o vídeos íntimos o sexuales de sí mismos: casi la mitad no sabía que podía ser peligroso (48%), el 46% cree que es algo normal o que no tiene consecuencias negativas, el 42% buscaba atención, afecto o validación, mientras que cuatro de cada diez esperaba ganar algo a cambio.
En cuanto a los perfiles de agresores, Save the Children señala que, aunque no existe un perfil único, sí se pueden encontrar patrones comunes: la mayoría son hombres (el 93,4% de los detenidos e investigados por delitos de grooming en 2023 en España, según datos del Ministerio del Interior); la franja de edad más común fue de 18 a 25 años (con una media de 28 años); pueden actuar solo en el entorno digital (análisis oficiales indican que solo el 34% busca encuentros presenciales); no ocultan su identidad, lo que puede generar una falsa sensación de confianza; y no siempre son personas desconocidas (el 35% de los casos pertenece al entorno cercano del niño, niña o adolescente).
Campaña #DerechosSinConexión
Save the Children ha lanzado este informe en el marco de su campaña #DerechosSinConexión para concienciar a la sociedad de que niños, niñas y adolescentes también se desarrollan en Internet, por lo que este tiene que ser un lugar seguro para ellos, garantizando que se cumplen sus derechos.
Para ello, la organización pide desplegar todas las medidas que recoge la Ley Orgánica de Protección a la Infancia y Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI) y reforzar la protección online de todos los derechos de la infancia y la adolescencia la futura ley orgánica de protección de las personas menores de edad en entornos digitales, actualmente en tramitación, para proporcionar entornos digitales seguros para los niños, niñas y adolescentes.
Save the Children pide a nivel autonómico también incorporar de forma transversal en el currículo educativo la educación digital en el uso seguro y responsable de las tecnologías junto a la educación afectivo-sexual integral (reglada, desde edades tempranas, y adaptada a cada fase educativa), así como la formación a los y las profesionales del sector educativo en la temática.
Además, la organización considera fundamental la creación de campañas dirigidas a niños, niñas y adolescentes (y trabajadas con los mismos), así como a familias, para concienciar sobre riesgos asociados a la explotación en el entorno digital y actuar frente a la normalización de determinadas conductas de riesgo.
Save the Children recuerda la necesidad de seguir implementando el modelo Barnahus en la Comunitat Valenciana, un recurso en forma de espacio amigable que cuenta con profesionales especializados y coordinados, agrupando en un mismo espacio todos los agentes que intervienen en un caso de violencia contra la infancia; evitando que el niño o la niña tenga que revivir su experiencia a través de múltiples declaraciones. Además, es imprescindible otorgar mayor visibilidad al Teléfono de Atención a la Infancia de la Comunitat Valenciana (116111), un teléfono gratuito atendido por profesionales especializados, que funciona ininterrumpidamente las 24 horas de día, y tiene como objetivo general centralizar las llamadas telefónicas que denuncien o pongan de manifiesto presuntas situaciones de riesgo de niños, niñas o adolescentes.
Sigue toda la última hora en el canal de Whatsapp de Radio Valencia: haz clic aquí y suscríbete para recibir toda la información y la actualidad del día en tu móvil.




