La falta de depuración y la primavera lluviosa, tras los cierres al baño de playas en la Comunitat Valenciana

València

Esta semana hemos vuelto a vivir varios episodios de cierres de playas por niveles de bacterias elevados, generalmente por vertidos fecales. Es una situación que se repite cada verano, de hecho la conselleria de Medio Ambiente realiza controles periódicos en las playas de la Comunitat que son los que detectan estos niveles cuando pueden ser perjudiciales para la salud.

La campaña de este año cuenta con un presupuesto de más de 200.000 euros sólo para los análisis continuos que se realizan, a los que hay que sumar los medios propios de la Generalitat y Ayuntamientos dedicados a esta labor. Se estiman casi 5.000 análisis por temporada.

El objetivo general de este Programa es identificar, en tiempo real, posibles situaciones de contaminación de las aguas de baño que pudieran ocasionar riesgos para la salud de los usuarios o del entorno gestionando su eliminación, actuando para ello de forma coordinada con otros Departamentos de la Generalitat Valenciana, del Estado o de los Ayuntamientos correspondientes. El ámbito de aplicación del Programa de Control en 2025 comprende las 265 zonas de baño censadas en la Comunidad Valenciana (250 marítimas y 15 continentales), que se controlan mediante 293 puntos de muestreo (278 marítimos y 15 continentales).

Y como estamos viendo estos días, en muchos puntos de nuestra costa se hallan esos niveles que pueden ser perjudiciales y por eso se decide cerrar al baño las playas hasta que se normaliza la situación. Maite Sebastiá es ambientóloga en la Universitat Politécnica de València, explica que estas contaminaciones se producen sobre todo en entornos con viviendas dispersas, que no están conectadas al alcantarillado: los residuos van a fosas sépticas, o directamente a las acequias, que dan a parar al mar. Por eso son tan difíciles de controlar y corregir.

Habría que implementar medidas a medio y largo plazo, como mejores depuradoras y conexiones, para evitar estos vertidos. Sebastiá añade que a veces las depuradoras no dan abasto. Pone el ejemplo de la playa de Tavernes de la Valldigna: con dos pequeñas depuradoras, ya obsoletas, el municipio no puede asumir la cantidad de vertidos cuando su población se multiplica en verano. El proyecto de nueva depuradora existe, pero tarda en ejecutarse, y la historia se repite cada verano.

Esta experta de la UPV considera que los efectos de la DANA no tienen por qué notarse en exceso este verano, porque los arrastres se produjeron ya hace meses y estas bacterias no sobreviven en el mar. Sí que apunta que la primavera húmeda y lluviosa que hemos vivido puede aumentar el riesgo: hay más agua en acuíferos subterráneos, y por tanto más arrastres. Lo que es bueno para las reservas hídricas, puede tener también este efecto adverso.

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