5 tipos de enfoque creativo en el trabajo

Villena

Podemos diferenciar entre creatividad mimética, bisociativa, analógica, narrativa e intuitiva. Seguro que alguno de ellos te llama la atención más que el resto.

Creatividad mimética.

Es uno de los enfoques más realistas, útiles y potentes en cualquier entorno laboral. En esencia, consiste en tomar una idea existente y adaptarla a un nuevo contexto, dándole una vuelta que la transforme, la haga más eficaz o simplemente la sitúe en un escenario distinto. Lejos de ser una copia, la creatividad mimética es un ejercicio de observación aguda, de interpretación estratégica y de capacidad de reinterpretación con criterio.

Imagina el modelo Tinder. Dentro de él podemos encontrar el concepto match. Entonces, ¿qué pasaría si aplicamos el match a nuestro modelo de negocio?. Piénsalo.

Creatividad bisociativa.

Básicamente se trata de conectar dos marcos de referencia diferentes que, a primera vista, no tienen nada que ver. Airbnb Experiences es un muy buen ejemplo. Cuando pensamos en Airbnb pensamos únicamente en el turista que va a alojarse. ¿Pero y si pensáramos en el público local y autóctono? Juntando ambos mundos nace Airbnb Experiences, donde el turista, además de alojarse, puede vivir experiencias locales e interactuar con nuevas culturas y vivir el lugar.

Creatividad analógica.

Diferente, pero igualmente poderosa. Se trata de establecer paralelismos entre situaciones distintas, pero estructuralmente similares. Es decir, trasladar aprendizajes de un contexto a otro usando la analogía como puente creativo. Esta forma de pensar es extremadamente útil en entornos donde la innovación nace de reinterpretar lo ya existente desde nuevas ópticas.

Por ejemplo. Los vasos reutilizables de Starbucks, inspirados en los sistemas de préstamo de bicicletas y carros de supermercado para crear su programa con depósito y devolución.

Creatividad narrativa.

La creatividad narrativa se basa en construir relatos que articulen mensajes de forma atractiva, coherente y significativa. Es dar forma humana a lo abstracto, traducir objetivos en relatos y convertir lo técnico en algo con alma. Un buen ejemplo para mí sería Casa Tarradellas, con sus historias cotidianas que ya conocemos con la pizza o con el fuet.

Por último, la creatividad intuitiva.

Es una forma de pensamiento basada en percepciones rápidas, asociaciones espontáneas y decisiones que emergen sin un razonamiento lógico aparente. Es la creatividad que opera desde el “yo no sé por qué, pero sé que es por ahí”. Es el resultado de experiencias acumuladas, conexiones mentales que operan por debajo del nivel consciente y sensibilidad para detectar patrones invisibles.

Cerramos con un ejemplo

Vollebak, una marca de ropa con creada con materiales especiales flipante, que creó una chaqueta capaz de cargar energía solar para situaciones de aventura o supervivencia. Este producto fue concebido por sus fundadores, los hermanos Tidball, que siguieron su intuición como exploradores y deportistas extremos: pensaron en cómo resolver problemas futuros que aún nadie estaba demandando abiertamente. Ahora piensan crear ropa para Marte.