Noelia Tarí: "Por culpa del descontrol en los apartamentos turísticos de Alicante, llevo con la puerta de mi casa rota desde hace dos meses"

Alicante

Y atención a lo que le sucedió a esta vecina del barrio de La Florida, y que indirectamente resulta una derivada más de la proliferación descontrolada de pisos turísticos en Alicante.

Ya no es solo el caso de la librería de 80 Mundos, obligada a marcharse en las próximas semanas al convertirse el edificio en que se encuentra, en un bloque de apartamentos turísticos.

A Noelia Tarí, la policía le echó abajo hace dos meses la puerta de su piso, buscando a un peligroso delincuente. Este vivía justo debajo, en un piso turístico que había suscitado continuos problemas y quejas, por el trajín continuo de idas y venidas, los ruidos constantes, las peleas y el olor a marihuana que despedía.

En todo ese tiempo, dice, nadie les hizo caso. La madrugada del 18 de junio, sobre las tres y media de la mañana, Noelia, que ese día dormía en casa de sus padres, recibió sobresaltada una llamada de la policía donde le explicaban lo que había pasado.

El seguro de hogar no cubre estos sucesos y el caso ha sido derivado al Consorcio de Compensación, pero dos meses después aún está esperando la puerta nueva.

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Está convencida de que si sus quejas sobre este piso, como muchos otros que están proliferando en su calle y otras del barrio y la ciudad, hubieran sido atendidas, asegura, ella no se encontraría hoy en esta situación vulnerable.

Opina que la moratoria para los pisos turísticos del Ayuntamiento de Alicante "ha llegado demasiado tarde".

Pone como ejemplo el piso que se alquiló a este delincuente, donde en 140 metros se llega a dar cabida hasta a cuatro o cinco familias porque se maximiza el espacio todo lo posible, "y no hay ningún control", lamenta.

Sus ahorros son limitados y ya los ha empleado en instalar una alarma, que no le van a pagar, explica.

Se trata, además, de una puerta costosa, de en torno a 1.500 euros, pues hay que encajarla a medida ya que se trata de una casa antigua, explica.

A ello se suma la vulnerabilidad añadida de contar con una orden de alejamiento contra su expareja. Por todo ello, dice, estudia emprender próximamente acciones por daños y perjuicios.