El alquiler de una habitación en Elche se convierte en una odisea para los estudiantes

Cada vez son más los estudiantes que se trasladan a Elche para continuar su formación. Pero antes de empezar las clases, muchos se enfrentan a un problema serio: encontrar alojamiento. Los precios del alquiler no paran de subir, y hay quienes pasan semanas buscando sin éxito o terminan firmando contratos por habitaciones pequeñas, caras y en malas condiciones.

Según el portal inmobiliario Idealista, las habitaciones para estudiantes en el municipio suben hasta los 599 euros al mes, incluso a casi 20 kilómetros de la universidad. Un vistazo rápido por la plataforma muestra que los precios varían mucho según el tipo de alojamiento, pero también refleja hasta qué punto los estudiantes están dispuestos a aceptar condiciones cuestionables con tal de encontrar algo. El precio medio ronda los 384 euros por habitación, aunque en muchos casos esa cifra no incluye suministros como luz, agua o wifi.

En cuanto a las residencias universitarias, que suelen incluir gastos como luz y agua, la opción más barata que aparece en internet es una habitación doble para compartir, con un precio de 330 euros al mes. Las habitaciones individuales, por su parte, tienen un coste mínimo de 450 euros al mes y pueden llegar hasta los 660 euros, y no siempre están cerca de la universidad.

Estudiantes aseguran que para encontrar una habitación que se pueden permitir económicamente y que están en un estado "habitable" pueden estar meses buscando. Además, quienes ya llevan algunos años viviendo en Elche aseguran que los precios se disparan de un año a otro, llegando a duplicarse, obligándoles así a buscar alojamiento nuevo cada curso. Para entender esta situación, una estudiante explica que mientras el primer año pagaba 190 euros al mes con todo incluido, ahora paga 250 euros solo por la habitación.

Sin embargo, la mayoría coincide en que vivir en un piso compartido sigue siendo la mejor opción y la única que muchos pueden permitirse. Aunque pagar 250 euros por una habitación resulta caro, los precios desorbitados de las residencias universitarias hacen que muchos ni siquiera consideren esa posibilidad.

Aun así, quienes optan y pueden permitirse vivir en una residencia universitaria destacan que su principal ventaja, con diferencia, frente a un piso compartido es la intimidad. Una estudiante explica que, aunque paga bastante más que en un piso, vivir en una residencia le permite tener un espacio propio, sin tener que compartir baño ni depender de la colaboración de otros para mantener todo limpio y ordenado.

La falta de viviendas asequibles y adecuadas para estudiantes en Elche no solo limita su acceso a un alojamiento digno, sino que también pone en riesgo la igualdad de oportunidades para quienes buscan formarse fuera de su ciudad de origen. Esta realidad genera dificultades económicas que pueden influir en su experiencia académica y personal, poniendo de manifiesto la necesidad de avanzar en soluciones que faciliten un acceso más justo y accesible a la vivienda estudiantil.