Gabriel Soler confirma que el Mediterráneo se está "tropicalizando": "Hay que estudiar qué efectos tiene en los organismos marinos a medio y largo plazo"
El director científico del Instituto de Ecología del Mediterráneo admite que no hay confirmada una relación directa entre el aumento de la temperatura del agua y la aparición de dragones azules
Gabriel Soler, director científico del Instituto de Ecología del Mediterráneo, sobre el calentamiento del Mar Mediterráneo y la aparición de dragones azules
Alicante
El director científico del Instituto de Ecología del Mediterráneo, Gabriel Soler, pone en alerta sobre las temperaturas inusualmente elevadas que se mantienen durante el tiempo en el Mar Mediterráneo, y la afección que ello supone para todos los organismos que viven en el mar.
No hay peligro de "tragedia", ha señalado en Hoy por Hoy Alicante, pero hay que ver qué efectos puede tener a medio y largo plazo en esos organismos.
La temperatura del agua, ahora mismo a 27 grados y medio, también trasluce las sucesivas olas de calor que estamos sufriendo, y esto tiene relación con las gotas frías, porque el agua cuesta mucho de enfriar y puede favorecer esos fenómenos, apunta.
Recuerda que el Mediterráneo es una cuenca muy cerrada, con muy poca comunicación con el océano Atlántico y que llevan tiempo estudiando esa tendencia de aumento de temperaturas y del CO2, que puede conllevar efectos graves en determinados organismos.
Coincide con el director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina, en que nuestro mar Mediterráneo "se está tropicalizando", y en que organismos tropicales que pueden llegar circunstancialmente, con esta temperatura más elevada pueden ya desarrollarse y sobrevivir.
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Aunque no ha sido un verano intenso en llegada de grandes bancos de medusas, aparte de las habituales de huevo frito, rhyzostoma o clavel de mar, admite que sí hace unos dos años que se vienen dando episodios de pequeños ejemplares en las playas, como el dragón azul, aunque no se ha determinado su vinculación directa entre su aparición y esas altas temperaturas. Explica que se trata de un molusco de unos 4 centímetros que flota en superficie, se alimenta fundamentalmente de medusas y va adonde le llevan las corrientes, pero al ingerir parte de las medusas, incorpora a su organismo las células urticantes para defenderse de posibles depredadoras y, en función de qué medusas ingiere, se vuelve más o menos urticante.
Así pues, "lo importante es no tocarlos", aunque también señala que "cuando llegan a la playa los dragones azules están bastante deteriorados".
Monitorización de playas ante la sobrecarga de infraestructuras turísticas
Y en cuanto el cierre al baño de playas, como el reciente de la Albufereta, lo ve lógico por la sobrecarga de las instalaciones costeras durante el verano, debido a la gran afluencia turística. Lo importante es que las administraciones tengan monitorizadas las playas, como ha sucedido en este caso, dice, y "que estas anomalías no se repitan".
"Lo que podemos hacer es estudiar el fenómeno e intentar paliar los efectos y minimizarlos", concluye Soler.