Mateo Garralda: «El Balonmano Servigroup Benidorm tiene una plantilla muy ‘perraca’»

Benidorm

Mateo Garralda lo ha sido todo en el balonmano. Campeón del mundo, doble medallista olímpico, seis veces ganador de la Copa de Europa y referencia indiscutible de una generación que situó a España entre las grandes potencias. Hoy, desde el banquillo del AS Albatro de Siracusa, continúa transmitiendo esa pasión que le convirtió en uno de los depredadores más implacables de este deporte.

El técnico navarro pasó el pasado fin de semana por la Marina Baixa para disputar con su equipo el Torneo Internacional Handball 2025, que enfrentó en el Palau d’Esports l’Illa al conjunto italiano con el Eón Alicante y el anfitrión, el Balonmano Servigroup Benidorm. De este último habla con humor y admiración: “Tienen una plantilla muy ‘perraca’. Es un grupo que sabe lo que hace y eso siempre es un acierto. Ascender es otra cosa, palabras mayores, pero enfrentarse a ellos en su casa es un reto fantástico”.

Más allá de lo deportivo, el exjugador internacional se muestra sorprendido por las instalaciones del Colegio Internacional Lope de Vega, sede de la concentración del AS Albatro: “Al principio teníamos cierto susto por aquello de venir a un colegio, pero esto es otra cosa. Espectacular. Contar con este tipo de iniciativas y colaboraciones es un lujo”.

La conversación de ‘SER Deportivos Marina Baixa’ con Garralda, sin embargo, no se limita al presente. Mirando al pasado, recuerda con pudor su legado en la selección: “Soy muy exigente conmigo mismo. A veces veo partidos de aquella época y pienso ‘qué bien lo hacía’, y en otros me parece un desastre. Lo que sí he valorado con el tiempo es la emoción que conseguimos transmitir a la gente. Eso lo entendí de verdad cuando unas abuelas de 80 años venían a abrazarnos para darnos las gracias”.

El navarro aprovecha también para reivindicar a los pioneros del balonmano español: “El gran éxito se debe a esa gente que hizo un sacrificio brutal por pasión. Jugadores que trabajaban por las mañanas y entrenaban por las tardes, entrenadores que ni cobraban y hasta pagaban los bocadillos de su bolsillo”.

Por último, envía un mensaje a las nuevas generaciones: “Los chavales de 14 o 15 años no deben ver la pasión como un castigo. Lo que tienen que hacer es disfrutar de este deporte. Si están bien acompañados, el camino puede ser espectacular, aunque la competencia para llegar a la élite sea enorme”.