Del "acoso brutal" al "golpe de mala suerte": las frases más destacadas que deja la carta de Maribel Vilaplana, la periodista que comió con Mazón en El Ventorro
La comunicadora ha roto su silencio 10 meses después de la DANA que dejó más de 200 muertos solo en la provincia de València

La periodista Maribel Vilaplana / maribelvilaplana.es

Valencia
Maribel Vilaplana ha roto su silencio 10 meses después de la DANA que dejó más de 200 fallecidos solo en la provincia de València. La periodista se vio envuelta en la gestión política de la catástrofe tras conocerse que el president de la Generalitat, Carlos Mazón, estaba comiendo con ella en El Ventorro durante las horas críticas de las inundaciones.
Vilaplana no se ha pronunciado de ninguna forma casi un año después de lo sucedido y lo ha hecho este viernes en una carta abierta a los medios de comunicación. En ella, ha confesado que quedó con Mazón pasadas las 15:00 horas en "un restaurante" para "explorar posibles vías de colaboración profesional".
En la misiva, la periodista también admite no ser consciente de lo que estaba ocurriendo hasta horas después de la comida. Además, ha confesado estar "en tratamiento psicológico con un diagnóstico de estrés postraumático" y ha denunciado el acoso recibido en todo este tiempo.
Los principales titulares que deja la carta de Maribel Vilaplana
- Acudí a esa cita a petición del presidente, con el objetivo de explorar posibles vías de colaboración profesional. Durante la conversación se me plantearon varias opciones, entre ellas presentar una candidatura a un cargo en la televisión autonómica, que rechacé de forma clara por convicción personal y profesional.
- En un momento determinado de la comida, el presidente empezó a recibir llamadas que interrumpieron nuestra conversación de manera continuada. Yo seguí en el restaurante, completamente ajena a esas comunicaciones: no pregunté, no participé, ni conocí en ningún momento su contenido, y el presidente tampoco me trasladó ninguna inquietud al respecto. Esas interrupciones, sumadas a la espera y a la despedida, demoraron también mi salida del restaurante, que se produjo finalmente entre las 18:30 y las 18:45.
- Al regresar a casa, empecé a tomar verdadera dimensión de lo ocurrido. Nada más entender la magnitud de lo que había pasado, me puse en contacto con el presidente cuando le fue posible.
- Los días posteriores fueron una auténtica pesadilla. Me sentí absolutamente perdida. Y cuando finalmente se dio a conocer públicamente que yo era la persona que había estado con el presidente durante aquella comida, mi cabeza estalló. Entré en un shock que me llevó a un ingreso hospitalario. Cuando salí del hospital, mi situación seguía siendo extremadamente delicada.
- Y por eso hoy hablo: porque ya no puedo seguir soportando que este relato eclipse lo verdaderamente importante, que es esclarecer qué pasó aquel día y asumir las responsabilidades que correspondan. Durante estos diez meses he vivido sometida a una presión insoportable. He sido objeto de un acoso constante, de insultos, de burlas y de un escrutinio injusto.
- Estoy en tratamiento psicológico con un diagnóstico de estrés postraumático. Es una terapia dura y compleja, que afronto con esperanza, pero la realidad es que mi salud mental se ha visto gravemente dañada. Cada nuevo golpe reabre heridas que aún no han cicatrizado.
- Estar allí aquel día fue una maldita coincidencia y un horrible golpe de mala suerte. Pudo haber sido cualquier otro, pero fue ese día. El día más difícil y duro para miles y miles de valencianos. Ese es y será siempre mi tormento, y tendré que aprender a sobrellevar esa carga durante toda mi vida.
- Pido respeto para las víctimas. Porque a ellas es a quienes les debemos sensatez. Les debemos que su dolor no se utilice ni se banalice. Y a los responsables les corresponde dar las explicaciones que yo no puedo dar, porque nunca he ostentado ningún cargo público ni ese día tuve capacidad de decisión alguna. Ojalá hubiera estado en mis manos hacer algo, pero no fue así.
- El foco debe estar donde corresponde: en las personas que aquel día tenían responsabilidades y poder de decisión. Son ellas las que deben dar explicaciones.




