Chapuza y vergüenza: LaLiga medita saltarse sus propias normas para favorecer al Barça y perjudicar a la afición del Valencia

Valencia

Quedan seis días para el partido de la cuarta jornada que enfrentará a Barça y Valencia. Seis. Debe jugarse el domingo por la noche (21.00) y el enfrentamiento -uno de los grandes clásicos de Primera- sigue sin tener sede oficial confirmada.

La tolerancia y la manga ancha que la patronal del fútbol español está teniendo con el club blaugrana no sorprende, porque llueve sobre mojado, pero indigna. Porque no es lógico, ni defendible, ni decente que no se sepa dónde va a jugarse a menos de una semana del partido.

Sabemos, eso sí, que emisarios de LaLiga han realizado inspecciones en el Johan Cruyff durante la última semana para tratar de verificar si está en condiciones técnicas de, por ejemplo, acoger toda la infraestructura tecnológica que requiere el uso del VAR.

Esa auditoría del campo que supone el Plan B del Barça por el retraso en las obras del Nou Camp nos hace pensar que LaLiga se plantea finalmente aceptar que pueda jugarse en el Johan Cruyff, lo que supondría un flagrante incumplimiento de las propias normas de la competición.

El Reglamento General de la Liga de Fútbol Profesional recoge en su artículo 19 que los estadios de Primera División deberán tener, "como mínimo, un aforo de 15.000 espectadores". El Johan Cruyff no llega ni a la mitad, únicamente 6.000 espectadores.

LaLiga, por tanto, se saltará a la torera sus propias normas para favorecer al Barça y perjudicar, por ejemplo, a la afición del Valencia. A esta hora del lunes, no es que el club de Mestalla no haya podido poner a la venta sus entradas para seguidores visitantes en Barcelona. Es que la entidad valencianista ni siquiera sabe si le va a corresponder algún tipo de localidad para los aficionados que pretendieran desplazarse a Barcelona.

Una chapuza en toda regla.