El galimatías de la calle de Asturias
Hoy, 8 de septiembre día de Asturias, recordamos la calle que el principado tiene dedicada en Valencia, uno de los innumerables galimatías del callejero de la ciudad

Valencia
Hoy, 8 de septiembre, día de Asturias y de la Virgen de Covadonga, es buen momento para desplazarnos hasta la calle que lleva el nombre del principado en el barrio de Camí Fondo e intentar comprender su extraño trazado.
Para ello nos tenemos que trasladar hasta 1960, cuando entre el Camí Vell y el Camí Fondo del Grao, junto a las cocheras de la compañía de tranvías y ferrocarriles de Valencia (CTFV) y el barrio de Casas Baratas 14 de abril o Infanta Isabel se construyeron tres bloques lineales de viviendas, alrededor de los cuales surgieron tres nuevas calles, dos paralelas a la de Lo Rat Penat, denominadas con los nombres de los ríos Arcos y Escalona, afluentes del Turia y el Xúquer respectivamente, y otra perpendicular a estas que recibió el nombre de calle de Asturias. Unos nombres que, tal y como solía pasar en aquella época, eran demandados al Ayuntamiento por los propios promotores de las viviendas que necesitaban la rotulación de las nuevas calles para así poder domiciliar las edificaciones recién levantadas.
Pero en pleno boom constructivo del desarrollismo la demanda de nombres era tal que la burocracia para buscar, proponer y aprobar rotulaciones de calles se convertía en un procedimiento demasiado lento y farragoso. Así que, para facilitar el trámite, desde la delegación de estadística se preparó un listado de nombres inocuos, en su gran mayoría formado por topónimos de pueblos, regiones y accidentes geográficos, que no necesitaban ser fiscalizados por el aparato censor del régimen y eran directamente derramados aleatoriamente sobre el callejero.
Hasta aquí todo dentro de lo habitual en aquellos años. Sin embargo, el desaguisado llegó un tiempo después, cuando el negociado de estadística decidió que los viejos caminos radiales de Valencia, las históricas arterias que conectaban el corazón de la ciudad con los poblados de la huerta circundante, supervivientes de la expansión urbana y que todavía mantenían los nombres populares, debían cambiar sus denominaciones bajo el pretexto de facilitar la orientación por la ciudad, porque claro, el apelativo de Islas Canarias es mucho más simple y fácil de entender que la extravagante denominación de camino viejo del Grao, donde va a parar.
Pues eso, los iluminados burócratas despojaron a la ciudad de los nombres tradicionales, pero con el camí Fondo del Grao se lucieron. Para el primer tramo del mencionado camino decidieron que era buena idea utilizar el nombre de la contigua calle Asturias para denominar todo el recorrido, entre la avenida del Padre Tomás Montañana hasta Eduardo Boscá, pero sin tener en cuenta que el camí Fondo y la calle Asturias tenían orientaciones distintas: tomando de referencia el camino de Tránsitos, el primero seguía la dirección oblicua primigenia del camino mientras que la calle Asturias estaba trazada siguiendo las nuevas alineaciones en perpendicular a la trama.
En resumen, el resultado fue un galimatías total, ya que se trata de dos calles, a todas luces diferentes, unidas o separadas por un quiebro de noventa grados, pero que comparten la misma denominación: calle de Asturias. Pero para acabar de enredarlo todo, tras una ordenación deficiente del barrio, aún se quedó un pequeño tramo de unos 50 metros del viejo camí Fondo que ha acabado por urbanizarse, manteniendo la vieja denominación y generando aún más desconcierto en el callejero. Ver para creer.
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