El director de Salud Mental del Consell lamenta el abuso del sistema: "A veces, se banaliza con la depresión con la intención de no ir a trabajar y eso consume recursos"

Valencia

Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. En España, la conducta suicida supone un importante problema social y de salud pública, aunque las cifras oficiales suelen estar subestimadas por múltiples factores, como la atribución errónea a muertes accidentales.

En La Ventana Comunitat Valenciana hablamos con Bartolomé Pérez, director general de Salud Mental y Adicciones de la Generalitat Valenciana, doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría, sobre el enfoque institucional y social ante esta realidad.

De acuerdo con el Plan de Acción de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud, la prevención se destaca como una prioridad internacional. Pérez responde con claridad: “La Comunitat Valenciana como comunidad, como sociedad, y la Generalitat como institución y administración creo que la tiene como una prioridad absoluta. Y no ya no son palabras. O sea, son hechos, porque yo creo que de palabras hartos estamos ya".

Entre esos hechos, destaca el refuerzo de recursos humanos: “Los incrementos no ya de presupuesto, de personal, de puestos, de profesionales que vemos ahí en la calle trabajando. Y que lamentablemente muchos han tenido que debutar con la DANA o la apuestadel programa de prevención que se inicia este año”.

Pero también advierte que no todo se resuelve con más medios: “La sobrecarga no se soluciona solo a golpe de más medios, por mucho que la gente piense que sí. Y estamos en una autonomía que da ejemplo de eso. Ahora mismo se han creado 431 nuevos puestos, además de los 200 del año pasado. Estamos hablando de incrementar un 50 o 60 % de la plantilla. Pero ni existe tanto profesional en la calle ni tampoco es cuestión de incrementar por incrementar porque son vasos comunicantes. Lo que incrementa de acá lo quita de otro sitio. La cuestión es ser más eficiente”.

El papel de la sociedad, del vecino

Más allá de los recursos institucionales, Pérez insiste en que la prevención también es una responsabilidad social. “Cambiar la sociedad lamentablemente no es una cosa que dependa ni de un servidor ni de la gente. Ahora, sí que hay una cosa. Les va a parecer a muchos algo muy banal lo que voy a decir. Es simplemente conocer al vecino. Estamos en una sociedad tan repugnante que muchas veces ya no conocemos ni a quien nos rodea”. Y añade: “A veces cuando uno se encuentra mal, el mero hecho de saber que, llegado el caso, toco la puerta de al lado y me siento a tomar un café y me escuchan... eso que parece tan simple y que es tan humano, lamentablemente lo estamos perdiendo. Creo que tenemos que empezar a darnos cuenta que todos tenemos que preocuparnos de la vida de quien nos rodea, no solamente eso que llamamos los poderes, que son entes abstractos a veces. Empezar no, volver a ser un poquito, un poquito, solamente, más humanos de lo que somos ahora”.

Sobre la estigmatización del suicidio, Pérez reconoce que “lamentablemente sigue existiendo”, pero le preocupa más “la falta de atención a cuando uno se encuentra mal”. Relata el caso de una persona que había intentado suicidarse y que, pese a haber perdido las dos piernas, se mostraba alegre de que el intento hubiera fallado. “El problema ya no es tanto el estigma, lo que decía, es que llega un momento que tú te encuentras muy mal y la gente como que ya te ha dado el límite de decir: ‘Bueno, ya no tienes por qué estar mal, ya no te hago caso’. Y ahí es cuando vienen los problemas”.

El (mal) uso del sistema

También lanza una crítica directa al uso irresponsable del sistema: "La ciudadanía tiene que ser consciente de que esto son cosas serias. De que, a veces, abusamos del sistema, por esto también. Cuando oigo a gente que dice. No, yo es que quiero que me atiendan porque me encuentro mal - lo dice con voz socarrona-. Cuando estamos confundiendo churras con merinas, cuando estamos banalizando la depresión con la intención de no ir a trabajar, seamos claros: consumimos recursos. Y hay que decirlo. Ciudadanía, ahí nos ponemos en riesgo todos”.

E insiste, "Hay que decir las cosas por su nombre. Quizás lo digo como paciente del sistema público por otros motivos. El nivel de atención en salud mental debe estar para las personas que están de verdad fastidiadas, lo que técnicamente le considera un punto de gravedad".

Pérez defiende que el sistema sanitario público valenciano prioriza a quienes más lo necesitan, guiado por la ética profesional. “Las personas que llegan finalmente a intentar un cometer son suicidios, son personas que están sufriendo antes y que tienen una prioridad”, afirma. “En el sistema sanitario público, al menos el valenciano, la ética —más que las instrucciones— de los profesionales hace que eso se priorice”.

Reconoce que entre compañeros muchas veces se comenta que “tendríamos que ver a esta persona más veces, con más regularidad, porque así se evitarían problemas”.

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