El viento no ayuda y Darío Quesada se quedó varado en su reto solidario

Benidorm

No las tenían todas consigo Darío Quesada y Fernando Pardo el pasado jueves cuando, en ‘SER Deportivos Marina Baixa’, concedían su última entrevista antes de lanzarse al mar, ya en la mañana del domingo, para asaltar ese gran desafío deportivo y humano que el primero de ellos debía protagonizar uniendo sobre una tabla de windsurf las bahías de Benidorm y San Antonio (Ibiza).

Y no lo tenían claro porque el parte meteorológico, ese compañero tan esquivo y, a veces, maldito de los marineros y que sólo un par de días antes hablaba de condiciones más o menos favorables para la aventura, había variado por completo y se había empeñado en ponerle a Quesada las cosas muy complicadas.

En todo caso, puntual a su cita con el mar y, sobre todo, la solidaridad (la aventura ha destinado todo lo recaudado a Anémona), Darío Quesada se lanzó el mar al amanecer del domingo. A su lado, junto a otras muchas embarcaciones de apoyo, el director deportivo del reto y alter ego del windsurfista: Fernando Pardo.

En la mirada de ambos, tan veteranos a la orea de otear el horizonte del Mediterráneo, malos presagios. Mucho sol. Mucho calor. Sobre todo, poco viento. Había que mantener el ánimo y allá que partieron. Primero, camino de la Serra Gelada. Luego, del Peñón d’Ifahc. Más tarde, de la boya de desmarque. Finalmente, de Baleares.

Pero el viento no quiso. Se empeñó Eolo en no comparecer y, tras navegar a duras penas durante más de seis horas sin haber perdido todavía de vista la costa calpina, quedó claro que el mar se había negado a concederle a Quesada su aventura.

Finalmente, Pardo tomó la decisión más difícil y, a la vez, la única posible: había que parar, bajarse de la tabla, subir al barco y volver, con la frente y el orgullo altísimos, a casa.

Hoy, sin apenas haber descansado lo suficiente y con el cansancio todavía en el cuerpo, ambos han sido claros. De hecho, fue lo primero que le dijo Darío Quesada a María Botella nada más abortar su intento, todavía en el mar: “María, esto es sólo un nuevo comienzo”.