Gobernar con los ciudadanos, gobernar para los ciudadanos y gobernar contra los ciudadanos

Alicante

No es lo mismo gobernar con los ciudadanos que gobernar para los ciudadanos y, por supuesto, lo que a veces nos encontramos, sin mirar a nadie, es que se gobierna contra los ciudadanos.

En pleno siglo XXI, con canales de comunicación virtuales abiertos permanentemente, los ayuntamientos, como las administraciones más cercanas, deberían reforzar la democracia participativa.

Se trata de que las decisiones sean ampliamente compartidas, que los ciudadanos se sientan escuchados y que, por tanto, se comprometan con el funcionamiento de su ciudad.

Entiendo que hay resistencias y que incluso nos falta una cierta cultura de la participación, pero pensar que los ciudadanos se deben limitar a votar cada cuatro o, como graciosa concesión, como mucho, a participar en la elaboración de los llamados presupuestos participativos, va contra los tiempos.

Y todo esto no lo digo solo por la protesta en El Campello. También nos vale para la aplicación de la nueva tasa de basuras en Alicante. Y son solo dos ejemplos cercanos. Otro, en este caso exitoso, fue la renuncia a electrificar la línea del ferrocarril a su paso por San Gabriel.

Conseguiríamos ciudades más funcionales y cohesionadas.

Nos sobran malos humos