El Ayuntamiento de Dénia rechaza la licitación de un centro de ocio en Tamarindos y acusa a Ports de “vender el puerto”

Dénia

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Dénia manifiesta su absoluto rechazo a la publicación en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana del anuncio de licitación para la construcción y explotación de un nuevo centro de ocio y hostelería en la zona portuaria del Raset, concretamente en el espacio conocido como Tamarindos. Se trata de una superficie de 6.000 metros cuadrados junto al mar, entre la playa de Punta del Raset y Marina El Portet, actualmente ocupada por dunas y vegetación.

La concesión, que se subasta por 30.000 euros anuales durante tres décadas, condiciona el futuro económico de la ciudad e hipoteca el paisaje de su fachada marítima. Todo ello, una vez más, sin que la Conselleria haya informado al Ayuntamiento de Dénia, pese a que la comisionada de la Generalitat en el puerto es, además, concejala del Partido Popular en Dénia, Pepa Font.

Desde el consistorio denuncian que cada movimiento de la Conselleria en Dénia confirma su concepción del puerto como un negocio privado, de espaldas a la ciudad, sin atender al impacto ni a la opinión de la ciudadanía. Mientras se multiplican las concesiones, el Ayuntamiento continúa asumiendo gastos que corresponden a Ports —como el mantenimiento del alumbrado (40.000 € anuales), la jardinería (70.000 €) o la apertura del Museu de la Mar (13.000 €)— y reivindicaciones históricas siguen sin atenderse, entre ellas la creación de una zona pública para actividades náuticas, la firma del convenio que delimite competencias y gastos entre administraciones o la convocatoria del Espai Port-Ciutat como mecanismo de participación ciudadana.

Para el consistorio resulta especialmente llamativo que se desmantelara el proyecto del instituto Gent de Mar alegando falta de aparcamiento o idoneidad, negando a los jóvenes la posibilidad de formarse en oficios vinculados al mar, mientras que para nuevos locales de ocio y hostelería en primera línea de playa siempre se encuentra espacio.

No se trata solo de una cuestión ideológica o de modelo de ciudad, sino de una diferencia mucho más simple: un instituto no genera beneficios económicos; una concesión hostelera, sí.