Incendios forestales, ¿causa y consecuencia del cambio climático?
Uno de los temas más frecuentemente investigados por la comunidad científica es el efecto del cambio climático en la génesis de los incendios forestales, sin embargo, el efecto de los incendios en el cambio climático ha pasado desapercibido, al menos, para la opinión pública

No vamos a contar mentiras: «Incendios forestales, ¿causa y consecuencia del cambio climático»
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Sobre el cambio climático:
Alicante
«En los últimos años, los veranos son cada vez más calurosos. Hace un par de décadas, lo habitual era una ola de calor puntual en julio o agosto. Hoy, se suceden sin apenas tregua desde finales de primavera. Sin embargo, no es raro escuchar frases como “siempre ha hecho este calor en verano”, queriendo con ello transmitir la idea de que no hay diferencia respecto a los veranos de antes» (Aguilar Saavedra, 2025).
Otros, sin embargo, están convencidos de la realidad del cambio climático y que este tiene un origen antropogénico.
Sobre la politización de los incendios:
«La desesperación de los vecinos de las zonas incendiadas no solo es el medio apropiado para la propagación de la tristeza o el cabreo, también es el caldo de cultivo para que afloren sensibilidades diversas y se repartan las causas y culpas a distintos responsables, supuestos o no. Los distintos puntos de vista, las imprecisiones y los bulos proliferan en los medios y redes sociales y en la opinión pública. Las administraciones han entrado en la batalla por el relato y se echan las culpas las unas a las otras ante la incapacidad para poner fin a la tragedia. Aunque estas batallas se libran, normalmente, solo en verano cuando la situación es particularmente acuciante. Y este último verano ha sido especialmente dramático en España y hemos tenido un agosto en llamas que ha sido la noticia diaria en todos los medios. Hasta ahora, pasado el verano la frecuencia de los incendios, lógicamente, remite y su actualidad se desvanece en la opinión pública, hasta el próximo verano. Quizás por este motivo, aunque debe haber otros, la preocupación en el ámbito político también parece desvanecerse, de modo que, verano tras verano, se repiten los incendios y sus terribles consecuencias, los análisis sobre las causas, las posibles soluciones, las imprecisiones y los bulos.
Estamos acostumbrados a las noticias sobre incendios catastróficos, sobre todo en verano. Cada vez son más devastadores, pero parece que no somos del todo conscientes del problema que pueden suponer para la humanidad. Existe una clasificación de los incendios en función de su intensidad y facilidad de extinción. Se habla de incendios de primera hasta sexta generación, siendo estos últimos los que resultan más devastadores y prácticamente imposible de sofocar, ya que afectan a áreas de espeso arbolado, de difícil acceso, con gran cantidad de biomasas seca acumulada, incluyendo zonas urbanas y múltiples focos» (Rodríguez, 2025).

Los incendios forestales del verano de 2025, en la prensa nacional e internacional

Los incendios forestales del verano de 2025, en la prensa nacional e internacional
La pasividad o el descuido provocan esta acumulación de biomasa tan difícil, prácticamente imposible, de sofocar en caso de incendio. Si no hay que lamentar víctimas, los datos que suelen ofrecer los medios de comunicación se reducen al número de hectáreas calcinadas. Esta cifra pasa, normalmente, desapercibida y no nos preocupa demasiado.
Todos los gobiernos son sensibles a esta problemática y se invierten muchos recursos en la investigación y prevención de estos desastres. Sin embargo, no todas las medidas adoptadas son igualmente efectivas. Hay muchos grupos de investigación a nivel mundial que se ocupan de estos problemas. Por ejemplo, en España merecen mención los grupos de las universidades Politécnica de Valencia, Alcalá, Lérida, León y Autónoma de Barcelona, entre otras. Uno de los temas más frecuentemente tratados es el efecto del cambio climático en la génesis de los incendios forestales, mientras ha pasado desapercibido, al menos para la opinión pública, el efecto de los incendios en el cambio climático.

Ilustración infográfica que muestra el mecanismo de retroalimentación entre los incendios y el cambio climático

Ilustración infográfica que muestra el mecanismo de retroalimentación entre los incendios y el cambio climático
Sin embargo, los efectos de los incendios forestales son mucho peores de lo que normalmente se trasmite: principalmente, las víctimas, si las hay; las pérdidas materiales y la superficie calcinada.
¿Qué dicen los datos?
Hay numerosas fuentes de datos sobre la incidencia de los incendios a nivel mundial, emisiones de dióxido de carbono, hectáreas quemadas, etc. Sin embargo, es bastante frecuente encontrar notables discrepancias en función de la fuente consultada. La IA es un ejemplo de estas fuentes que proporcionan datos sobre el efecto de los incendios sobre el cambio climático, pero tiene el inconveniente de incluir contradicciones y no proporcionar referencias precisas —si es que dan alguna—, de modo que es preferible recurrir a fuentes más específicas.

Comparación de medias particiones del antes y el después de un incendio forestal en el Mediterráneo / Artur Debat

Comparación de medias particiones del antes y el después de un incendio forestal en el Mediterráneo / Artur Debat
De acuerdo con el informe de World Wildlife Fund España sobre los incendios forestales (WWF España, 2020), en 2019 se emitieron 7.800 millones de toneladas de CO2 en el mundo, pero esta cifra puede resultar engañosa, ya que habría que considerar otras emisiones mucho más tóxicas, como las partículas de carbono y los productos de combustión —p. ej. óxidos de nitrógeno— y los de combustión incompleta —p. ej. dioxinas, poliaromáticos o acroleína, entre otros—.
Estudios recientes (como Zhang y col. 2025), indican las consecuencias sobre la salud de los efectos a largo plazo de las emisiones de los incendios. Las partículas emitidas, entre otras emisiones tóxicas, son responsables de una importante cantidad de enfermedades pulmonares y muertes, que no solo se restringen a las áreas quemadas, si no que se propagan a largas distancias.
Según Statista (2024), en 2022 se emitieron del orden de 36.000 toneladas de CO2 en el mundo procedentes de los combustibles fósiles. Por tanto, las emisiones atribuidas a los incendios suponen del orden de un 22 %, respecto de las emitidas por el consumo de combustibles fósiles. Otro dato que no suele tomarse en cuenta es lo que tarda un área quemada en regenerarse y lo que deja, por tanto, de capturar CO2.
De acuerdo con Burton et al. (2024) y el proyecto “El futuro no se detiene” (El País, 2020), cada hectárea activa captura, por término medio, del orden de 5 t/año de CO2, se queman en el mundo del orden de 500 millones de hectáreas al año, que tardan en regenerarse del orden de 10 años. Por tanto, si se considera una variación lineal con el tiempo entre 0 y 100 % de la captura de CO2, se podría concluir que, por término medio, los incendios desde 10 años atrás supondrían del orden de otros 11.250 millones de toneladas de CO2 que no se han capturado. Esta cifra, sumada a las emisiones directas daría un total del orden de 19.000 millones de toneladas de CO2 anuales, es decir del orden del 53 % de lo que supone el total de las emisiones por combustibles fósiles. Si se traduce a hectáreas, sería del orden de los 500 millones, que se queman como promedio anualmente, más la acumulación de superficie degradada quemada en los años anteriores, lo que daría del orden de 3.000 millones de hectáreas, lo que supondría más del 50 % de la superficie forestal mundial (4.060 millones de hectáreas) y de la superficie cultivada (5.000 millones de hectáreas).

Incendio forestal en la Vall d'Ebo, en la provincia de Alicante / Jose Antonio Bernat Bacete

Incendio forestal en la Vall d'Ebo, en la provincia de Alicante / Jose Antonio Bernat Bacete
Si a estas cifras le sumamos el efecto de las partículas emitidas, el monóxido de carbono, los compuestos orgánicos volátiles, los alquitranes, los productos poliaromáticos, dioxinas y la larga lista de productos de combustión incompleta, resulta evidente que el efecto de los incendios sobre el cambio climático es del mismo orden de magnitud que los debidos a los combustibles fósiles.
Estas cifras responden a un análisis muy superficial y pueden resultar alarmantes, pero creo que merecen una reflexión, un estudio más preciso y una toma de conciencia que conduzca a unas medidas más eficaces para el cuidado de los bosques, la gestión de los terrenos de cultivo y la prevención de los incendios.
Parece claro que para conservar la naturaleza hay que gestionarla adecuadamente, lo que puede significar desarrollar determinadas actuaciones que pueden ser no bien interpretadas ni aceptadas por las tendencias ecologistas o políticas que marcan la legislación actual.
Referencias
Burton, C., et al. (2024). Global burned area increasingly explained by climate change. Nat. Clim. Chang. 14, 1186-1192.
R, J. (2020). Bosques y tecnología para la captura de CO₂. El País, 4 diciembre.
Rodríguez, H. (2025). Megaincendios: así son los incendios de sexta generación. National Geographic, 2 de julio.
Fernández, R. (2024) CO2: emisiones globales de combustibles fósiles por países en 2022. Statista, 14 de octubre.
Hernández, L. y cols. (2020). Informe incendios forestales 2020: El planeta en llamas. WWF España y ANP|WWF.
Zhang, Q. y cols. Long range PM2.5 pollution and health impatcs from the 2023 Canadian wildfires. Nature, 2025.
Antonio Marcilla

Antonio Marcilla, catedrático de Ingeniería Química de la UA / Silvia Cárceles Pozo

Antonio Marcilla, catedrático de Ingeniería Química de la UA / Silvia Cárceles Pozo
Doctor en Químicas por la Universidad de Alicante, Antonio Marcilla (Alicante, 1956) inició su labor profesoral en el Departamento de Ingeniería Química de la UA a finales del año 1982.
Catedrático de Ingeniería Química desde 1994, ha sido vicerrector de Investigación y de Ordenación Académica y Profesorado y rector en funciones de la UA.
Como docente, ha impartido diversas asignaturas de Ingeniería Química, como Ingeniería del Reactor Químico, Química Industrial y fundamentalmente Operaciones de Separación de Transferencia de Materia y Experimentación II.
Como investigador, sus trabajos se han centrado fundamentalmente en la pirólisis; la termodinámica aplicada y el equilibrio entre fases; el procesado de polímeros; la captura de CO2 por cultivo de microalgas y el aprovechamiento energético o la lubricación y la tecnología de alimentos.
Autor de varios libros y capítulos de libro, ha dirigido decenas de tesis doctorales; ha dirigido proyectos europeos; ha participado en numerosos congresos nacionales e internacionales; es autor de numerosas publicaciones científicas y patentes y ha creado dos empresas de base tecnológica.
El profesor Antonio Marcilla forma parte del Ranking of the World Scientists: World's Top 2% Scientists, de la Universidad de Stanford.
‘No vamos a contar mentiras’
Todos los martes, a las 13:45 horas, Miguel A. Goberna, profesor emérito de Matemáticas de la UA, les propone un bulo científico que todos, o casi todos, hemos escuchado o leído en alguna ocasión en un medio de comunicación, en una red social o en un libro.
Serán los profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Alicante quienes refutarán esas falsedades. Y es que, como diría Goethe (pero nunca dijo): “¡Ciencia! ¡Más ciencia!”.





