La Seu reclama intervenciones "urgentes" para acabar con el deterioro de las goteras

Gandia

Filtraciones, peligra la integridad de los feligreses por la caída de cascotes, salitre y evidente deterioro del patrimonio histórico-artístico que representa la Colegiata de Gandia. No es nada nuevo, se ha denunciado en reiteradas ocasiones, pero no con la contundencia ni la exigencia de responsabilidades que ha pedido ahora el portavoz de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, la Seu, el religioso Paco Llorens.

En esencia, Llorens atribuye la gran cantidad de goteras que tiene la cubierta del templo y de las capillas laterales a una restauración “mal hecha”, finalizada en 2010, y que dejaba como herencia una modificación del sistema de recogida de pluviales hacia una serie de canelones que, al parecer, no contarían con las debidas medidas de dilatación, lo que ha provocado en parte su rotura y las posteriores filtraciones. Además, según Llorens, en esta restauración tampoco se le daba el vuelo necesario para alejar el agua de lluvia y la escorrentía de las paredes del templo.

Llorens ha señalado que, a día de hoy, se ha tenido que hacer frente con fondos propios a 153.000 euros por la limpieza dos veces al día del templo, que recibe visitas turísticas y culturales y no puede presentar la imagen de descuido y suciedad que provoca la caída de estos elementos del techo y muros, así como la expulsión del salitre del material utilizado en aquella primera restauración.

Respecto al mantenimiento que se ha realizado, el portavoz colegial ha especificado que se han invertido hasta 180.000 euros más.

Frente a esta anterior restauración, que recordemos que fue liderada por el prestigioso arquitecto Alberto Peñín, el portavoz parroquial ha situado la que acaba de finalizar en el campanario de la Seu, “en la que se han escuchado todas las partes”, y que ha dado un óptimo resultado.

La réplica

El propio aludido, el arquitecto Alberto Peñín, tiene claro que todos los problemas que tiene la Colegiata !"se deben a una falta de mantenimiento de muchos años".

Asegura Peñín que la actual cúpula directiva de la Colegiata tiene una “actitud manifiesta de enemistad” a todo el trabajo previo que se hizo antes de la llegada del actual abad, y que lo que tienen que hacer es “dejar de hablar y actuar realmente”.