Morir en la calle: la invisibilidad de la pobreza extrema
Este martes, en Aliante, un hombre del que desconocemos su nombre o qué tremenda sucesión de bofetadas le dio la vida para terminar viviendo en la calle, abandono la invisibilidad al aparecer muerto, de madrugada, cobijado bajo una precaria marquesina de autobús

La Columna de Carlos Arcaya: «Morir en la calle: la invisibilidad de la pobreza extrema»
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Alicante
La invisibilidad no es una cualidad ni un estado que tengamos los seres humanos, en todo caso, es una incapacidad que tenemos y que nos hace no ver a otros seres humanos. Y entre lo que nos provoca ese trastorno que termina por domar la capacidad de empatizar se encuentra la pobreza extrema.
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Este martes, uno de esos seres, un varón de 61 años, del que desconocemos su nombre o si su vida fue en algún momento digna de admiración o qué tremenda sucesión de bofetadas le dio la vida para terminar viviendo en la calle, abandono la invisibilidad al aparecer muerto, de madrugada, cobijado bajo una precaria marquesina de autobús en la céntrica calle de Federico Soto.
Estas personas también salen de la invisibilidad cuando se juntan en asentamientos precarios que nos molestan, protestamos y normalmente son erradicados por el gobernante de turno ¿Dónde terminan luego esas personas? A nadie le importa, han vuelto a ser invisibles. Ya no son un problema.
Y tranquilos, a este hombre rápidamente lo vamos a olvidar, volverá a ser invisible y no será una carga para nuestras conciencias.


Carlos Arcaya
Licenciado en Ciencias de la Información por la EHU-UPV. Redactor de Radio Alicante desde 1992, antes...




