El Valencia es el cuarto equipo de LaLiga que menos balones recupera y mejora sus registros ofensivos cuando ataca el espacio y puede correr

Valencia

Radio Valencia Cadena SER ha querido realizar, aprovechando el parón de la competición en este mes de octubre, un análisis de los datos y las métricas del Valencia como equipo, tanto a nivel defensivo como ofensivo, que destapen carencias estructurales y posibilidades de mejora a partir del partido del próximo lunes día 20 contra el Deportivo Alavés. Para ello, nos hemos apoyado en las estadísticas avanzadas de la herramienta Opta Analytics.

FASE DEFENSIVA:

En primer lugar, hemos querido estudiar el funcionamiento de la fase defensiva del Valencia. El equipo que dirige Corberán ha recibido 14 goles teniendo una cifra de expected goals (xG) de 11.75, un exceso que le sitúa entre los equipos más castigados por la eficacia rival. El dato de expected goals es una métrica que calcula la probabilidad de que un disparo termine en gol en función de parámetros como la distancia a la portería, la calidad del disparo o el modo en el que se generó la ocasión. La cifra de xG por tiro rival es de 0.10, lo que demuestra que el Valencia concede pocas ocasiones de alta calidad. Pero, cuando lo hace, los contrarios marcan con un acierto superior al esperado.

El Valencia es de los peores equipos de LaLiga en cuanto a remates permitidos, un total de 110, dato que evidencia un mal funcionamiento defensivo colectivo. De esos 110 remates, 41 fueron a puerta. También en este aspecto el conjunto valencianista es de los peores de Primera.

Un 61’8% de los remates del rival se producen dentro del área y el 78’5% de los goles también, métrica que subraya una preocupante debilidad en la defensa del área. Los tres aspectos a mejorar con urgencia en esta parcela son: segundas jugadas, atención en los rechaces y mejora de los duelos aéreos.

Radio Valencia Cadena SER viene incidiendo en los datos muy mejorables que el equipo de Corberán presenta en relación con duelos terrestres y, sobre todo, aéreos. Ya señalamos el drama que fue el Valencia en este apartado, por ejemplo, durante la primera parte del encuentro ante el Real Oviedo. Las métricas globales de estas primeras ocho jornadas de Liga lo corroboran. El conjunto de Mestalla gana el 50’1% de los duelos terrestres (Es el décimo equipo de la competición). El porcentaje disminuye en duelos aéreos (47’3%), registro en el que el Valencia es decimotercero de Primera División.

En lo que respecta a duelos aéreos ganados, hay equipos con porcentajes muy superiores al Valencia:

Osasuna (63’9)

Barça (61’6%)

Real Sociedad (59’2%)

Sevilla (58’8%)

Oviedo (55’7%)

Lo mismo sucede con los datos de entradas totales (120), intercepciones (57) y recuperaciones (341). El Valencia es el equipo número 17 en esta métrica, el cuarto que menos balones recupera. La estadística desnuda a una plantilla que no tiene un perfil muy marcado de físico/músculo, pero que, además, no ha tenido la intensidad/hambre que han requerido algunas fases de partido, por ejemplo, contra Espanyol, Real Oviedo y Girona. El Real Betis, con un porcentaje de posesión ligeramente superior al Valencia, acumula un total de 415 recuperaciones, 74 más que el Valencia.

Los mecanismos de presión que, por momentos, fueron muy efectivos con Corberán en la segunda vuelta de la temporada pasada, esta campaña no están dando los mismos resultados. El Valencia tan solo ha recuperado 46 balones en campo rival -de nuevo en la parte baja de la tabla de LaLiga-, no es un equipo presionante con continuidad en los últimos 40 metros. Solo ocho de esos 46 balones recuperados han terminado en remate. Ninguno de esos ocho terminó en gol.

La altura media de la presión del Valencia de Corberán es de 39’7 metros, lo que le sitúa en bloque medio. No se está atreviendo a ir arriba a por los rivales. Y tiene un PPDA alto. El PPDA es la cifra de pases que se permiten por cada acción defensiva. Está detrás, por ejemplo, de Betis (13’5) y muy lejos de equipos que presionan muy bien como Athletic Club (10’3), Barça (8’3), Sevilla (9’7) o Deportivo Alavés (9’8). El Valencia presiona de forma selectiva y reactiva, no busca robar por sistema, sino por oportunidad. Le falta continuidad tras robo. Le falta colmillo.

A todas estas disfunciones se une, posiblemente, su punto más débil: la defensa de acciones a balón parado (ABP). Como le llegan bastante a las inmediaciones del área, el Valencia ha concedido 33 acciones de tiro/centro en ABP, con un xG de 2.96 y 4 goles recibidos, una conversión del rival del 12’1%, de las más altas de LaLiga. La mayoría de situaciones comprometidas llegan en segundas jugadas o centros rechazados. Conviene recordar, en este punto, que el equipo que dirige Corberán solo ha conseguido ganar el 47’3% de los duelos aéreos en las primeras ocho jornadas. El técnico de Cheste y su staff tienen la obligación de ajustar tiempos y responsabilidades individuales para equilibrar su rendimiento defensivo.

FASE OFENSIVA

Desde el punto de vista ofensivo, el primer concepto que debemos manejar relacionado con el Valencia de Carlos Corberán es el de sobreeficiencia. El equipo ha hecho 10 goles con un dato de expected goals de 8.99. Genera una cifra de ocasiones (84) que le sitúa en la zona media de la tabla en esta métrica, junto a Sevilla (86), Elche (83) o Levante (81), lejos de rivales -a priori- directos como Osasuna (99) y lejísimos de Barça (163) y Real Madrid (149). El Valencia no vive del volumen de llegadas, sino de la elección de momentos para llegar. Con poco remate, es buena noticia el gol. Lo preocupante puede llegar si baja esa eficiencia ofensiva y efectividad en el remate.

El Valencia ha registrado tan solo 139 toques en área rival, cifra que lo ubica en el tramo medio-bajo de LaLiga. El Barça supera los 300 toques, el Real Madrid está en 296, Villarreal y Atleti rondan los 230 y el Athletic Club está en 216. El conjunto de Mestalla comparte rango con Osasuna (146), Espanyol (147) y Levante (145). Es innegable que extrae mucho rendimiento por llegada. Convierte un gol cada 14 toques en área rival. No genera por insistencia, sino por oportunidad. Su producción surge de la precisión en el pase o el centro final. En síntesis, el Valencia no está entre los que más pisan el área, sino entre los que más castigan cuando la pisan. Lo que nos hace deducir que, si la pisa más y con más continuidad, sus registros ofensivos, sus goles y sus puntos pueden aumentar. El reto en este punto es subir un 10/15% su presencia en área rival sin perder su tasa de conversión.

El ataque del Valencia se apoya en tres pilares:

1. Juego aéreo. Lleva tres goles de cabeza.
2. Ataques rápidos tras robo, con pocos pases y rival desorganizado
3. Balón parado ofensivo

Por el segundo punto le preguntamos a Carlos Corberán tras el partido de Montilivi. El Valencia da la impresión de cambiar el semblante cuando encuentra espacios para correr y aprovechar la rapidez de Danjuma, Rioja, Diego e incluso Ramazani desde el banquillo. Las métricas lo corroboran. Es un equipo que castiga en transición, parámetro desde que el aumenta porcentualmente su volumen de llegadas y ataques con peligro.

El Valencia no busca dominar por posesión, sino progresar. Figura con 58 secuencias de más de 10 pases o más en la parte baja de la tabla de LaLiga, con posesiones en esas secuencias de 10 o más pases de una duración media de 9.58 segundos, similar a Rayo o Real Sociedad.

Las métricas nos hacen intuir -porque todavía no es reconocible de forma clara- un intento de juego vertical, con pocas posesiones de números de pases elevados, secuencias cortas a las que se trata de dar velocidad. La eficacia del Valencia surge cuando acelera. Para evolucionar sin perder identidad, el siguiente paso es convertir parte de esas secuencias de 10 o más pases remate, manteniendo la verticalidad como principio.

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