Si el Plan Sur se hiciera hoy, Valencia no renunciaría a que el Turia pasara por la ciudad

Valencia

En Hoy por Hoy Valencia hemos hablado con Francisco Vallés, investigador del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de Valencia, enlazando en el tiempo el Plan Sur que se diseñó tras la riada del 57, con el actual debate sobre el posible desvío de los barrancos del Poyo y La Saleta hacia el nuevo cauce del Turia.

El nuevo cauce del río Túria, que desemboca en la ciudad de València, necesitará aumentar su capacidad si se decide encauzar hacia allí el barranco del Poyo para evitar futuras inundaciones en L'Horta Sud.

Este río, el Túria, que se desvió de su cauce histórico por el centro de la capital en los años 60 y 70, tras las inundaciones de 1957, aguantó bien la riada del 29 de octubre. Pese a los temores de los bomberos, los expertos en hidráulica confirman que ese día quedó lejos de su capacidad total. Tampoco influirá el encauzamiento hacia ese río del barranco de La Saleta, que fue el que arrasó localidades como Aldaia, pero sí que necesitará de una actuación integral si se encauza hacia esa parte el barranco del Poyo.

Francisco Vallés cree que el Plan Sur, en la actualidad, no tendría sentido y se haría de otra manera. El experto asegura que hoy en día una ciudad no renunciaría a tener río, como hizo Valencia, sino que buscaría alternativas de desvíos que permitieran mantener el río pasando por la ciudad con soluciones para el caso de avenidas de agua.

Cree Francisco Vallés que la solución del desvío de La Saleta no presenta ningún problema para ser absorbido por el Turia, pero no ocurre lo mismo con el desvío, aunque sea parcial, del barranco del Poyo. Ahí sería necesaria una actuación en el nuevo cauce para poder asumir ese incremento de caudal. Esa actuación consistiría en hacer un nuevo cauce dentro del cauce actual, excavando en el lecho del mismo. Des esta manera, se podría llegar sin problemas a 6.000 m3 de agua por segundo, más que suficientes.

Aun así, Francisco Vallés no cree que esta sea la mejor solución. El investigador apuesta por un conjunto de actuaciones como diferentes desvíos y la creación de balsas de laminación, unas infraestructuras que actuarían a modo de pulmón, reteniendo el agua mientras se llenan y disminuyendo el caudal del agua que baja.

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