Felipe Orts se impone en Woerden en una noche mágica

Benidorm

El propio Felipe Orts reconocía, a pocos días de arrancar su temporada 2025/2026 de ciclocross, que uno de los grandes objetivos para la misma era la de, después de haberse hecho un habitual en la pelea, sumar su primera victoria en Bélgica y, por qué no, repetir en Países Bajos (donde ya venció en Rucphen la pasada temporada). El primer triunfo belga deberá esperar todavía un poco más, pero el segundo en tierras neerlandesas ha llegado coincidiendo, además, con su 50ª victoria como profesional.

El de La Vila Joiosa estuvo cerca de conseguirlo en su primera aparición del año en el Berencross de Meulebeke, donde acabó octavo después de haberse desgastado en exceso (cosas que sólo se pueden valorar después de terminada la prueba) en un cambio de ritmo que no tuvo el premio merecido.

Dos semanas después, en Ardooie, Felipe se acercó todavía más, culminando cuarto en una prueba que se decidió al sprint y en la que sólo Toon Aerts, Michael Vanthourenthout y Joran Wyseure pudieron superarle. Por último, hasta la noche de este martes, la mala suerte se cruzó en el camino del mejor especialista español de todos los tiempos el pasado fin de semana en Ruddervoorde, donde una avería le apartó de la pelea cuando, de nuevo, rodaba con los mejores.

Llegó entonces la ‘Nacht van Woerden’ (Noche de Woerden), una prueba que Orts ha venido disputando desde hace años y a la que siempre ha mostrado un cariño especial y en la que siempre ha brillado de manera especial y en la que en 2019 consiguió su primer podio en el Benelux al acabar tercero.

Nada más darse la salida, la carrera se quedó con dos claros protagonistas en las figuras de Felipe Orts y el neerlandés Pim Ronhnaar. Ambos se enzarzaron en una lucha sin cuartel en la que los ataques se iban sucediendo hasta que a mitad de carrera Ronhaar logró abrir un bonito hueco que llegó a ser de casi diez segundos respecto de un Orts que decidió tirar de veteranía y no entrar en su propia ‘zona roja’ de entrega antes de los momentos decisivos de la noche.

Llegados a esa frontera de los diez segundos, Orts dejó de perder terreno y mantuvo controlada la situación, comenzando poco después una remontada que culminó a cuatro vueltas del final volviendo a formar un dueto en cabeza.

A partir de ese instante fue Felipe Orts el que se colocó en cabeza y el que propuso todos los cambios de ritmo a los que a Ronhaar le iba costando cada vez más responder, aunque el neerlandés siempre siendo capaz de alcanzar de nuevo la rueda del español.

Estaba siendo una carrera de fuerza, pero iba a acabar siendo una victoria de inteligencia. Orts, uno de los mejores (si no el mejor) saltadores de tablones del panorama mundial, había probado ya previamente a Ronhaar en cada paso por ese obstáculo. El vilero se ‘cocinó’ en ese punto su ataque mortal y en la penúltima vuelta olió sangre. Saltó los dos enormes tablones de la vieja escuela (pura madera, sin esos leds tan de moda ahora) y miró para atrás sólo un segundo para ver la duda, casi el pánico, aparecer en el rostro de Ronhaar.

Un metro, dos, cuatro, ocho… y entonces llegó el momento. Orts no podía permitir que su rival le volviera a tomar la rueda. Era sólo cuestión de seguir manteniendo la distancia y rematar la faena en el último paso por los tablones, con un nuevo acelerón y la creación de un hueco definitivo.

Y así, en solitario, es como Felipe Orts logró, en el mismo punto donde el año pasado una avería le castigó de forma cruel, su victoria medio centenar y, sobre todo, la segunda victoria de siempre de un español en tierra santa. La que llegó después de haber logrado la pasada temporada los dos primeros podios de un español en la Copa del Mundo (segundo en Hulst y tercero en Dublín) y ese triunfo en Rucphen. Siguiente parada, poner la pica en Flandes.