"Tenía cinco casas, y varias fincas, pero cuando mi madre enfermó, me vi sin nada y terminé en la calle"
A raíz de la Campaña de las Personas sin Hogar de Cáritas Gandia, invitamos a José Ramón García, persona sin hogar, que nos contó su historia, y a Chema Puente, coordinador del Área de Personas sin Hogar de Cáritas Gandia
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
“Sin hogar, pero con sueños”, Cáritas Gandía lanza la Campaña de Personas Sin Hogar 2025
Gandia
"Nadie está exento de terminar en la calle", así concluía la entrevista Chema Puente, coordinador del Área de Personas sin Hogar de Cáritas Gandia. Y es que la empatía es el motor de la entidad, que arrancó ayer, 20 de octubre, su Campaña de Personas Sin Hogar 2025, bajo el lema "Sin hogar, pero con sueños".
La iniciativa invita a la sociedad a mirar más allá de la carencia material: las personas sin hogar no solo buscan un techo, sino también sostén emocional, compañía y reconocimiento. El objetivo es sensibilizar a la sociedad, para que se adopte una mirada de dignidad y derechos humanos para las personas sin hogar.
Las actividades se alargarán hasta el jueves. Hoy, martes 21 de octubre, durante toda la mañana, se celebrará el I Torneo Sin Hogar Cáritas Comunidad Valenciana “Soñamos jugando”, en el Estadio Guillermo Olagüe.
Mañana, miércoles, a las 12.00 h, será el acto en memoria de las personas sin hogar fallecidas, en el Centro de Atención Integral (CAI). Y el jueves, a las 11.00 h, se realizará un gesto público y acto de sensibilización, en la Plaza del Ayuntamiento de Gandía.
José Ramón García
José Ramón García es una de las personas sin hogar, que actualmente reside en el CAI de Gandia. En la entrevista de La Ventana Gandia, nos contó que "tenía cinco casas, y varias fincas", pero, cuando su madre enfermó, sus abuelos y su padre adoptivo fallecieron, las circunstancias le llevaron a "romper" con su familia, y "empezaron los problemas".
"Pasé mucho miedo en la calle, porque pasan muchas cosas; para desinhibirme tomé sustancias que me hicieron adicto". "Un día dormía en un parque, otro en otro lugar, iba pidiendo comida de casa en casa, y la realidad es que me miraban con mala cara, me hablaban mal, y llegó un día que no podía más". "Un concejal de mi pueblo fue el que me dio el empujón para llegar al CAI".
Ahora José Ramón García estudia música, y vive en el CAI, colaborando con sus labores. Chema Puente, destaca su valentía: "un día estás arriba, y en dos meses te ves viviendo en la calle; hace falta mucha fuerza de voluntad para salir adelante".
