Brujas

Alcoy

Un día un profesor propuso un juego a sus alumnos. Estos fueron acercándose uno a uno al profesor y él les susurraba si eran una bruja o si no lo eran. Después les dijo que tenían que formar el grupo más grande que pudiesen sin ninguna bruja, ya que, si al finalizar el juego había una bruja en su grupo, suspenderían todos sus componentes.

Pronto empezaron a desconfiar unos de otros. “¿Cómo sé que no eres una bruja?” Se preguntaban entre ellos.

Al principio algunos hicieron un grupo grande, pero poco a poco, la desconfianza fue ganando terreno y empezaron a aislarse. En cuanto alguno de ellos se ponía nervioso, era expulsado del grupo, por si era una bruja.

Al cabo de media hora, el profesor dio por terminado el juego, ya no quedaba ningún grupo, todos se habían aislado, por propia iniciativa o porque los habían echado del grupo. Entonces pidió a las brujas que levantasen la mano. Para sorpresa del grupo, nadie levantó la mano. No había ninguna bruja.

Ninguna bruja causó el daño, fue la desconfianza quien dividió a la clase.

Las etiquetas cambian, hoy ya no se utiliza la palabra “bruja”, cada uno que piense en la palabra que quiera, pero la táctica que se utiliza es la misma, alimentar la desconfianza, dividir los grupos, sembrar el miedo. El verdadero peligro no son las brujas, son las mentiras, los susurros, los rumores…

Cuidado con todos ellos, si te lanzas a cazar brujas sin pensar, puede que acabes aislado.

Feliz semana.