La calle del bibliófilo Juan Churat y Saurí

València

Hasta mediados del siglo XX, el poblado de Patraix —anexionado a Valencia desde 1870— se encontraba prácticamente aislado de la ciudad, rodeado de su fértil huerta, protegido del feroz desarrollismo urbano por el cauce de la imponente acequia de Favara y la frontera ferroviaria de la vía de Valencia a Utiel que circulaba por la actual avenida de Tres Forques. Tan solo el camino viejo de Torrent y la calle de Cuenca comunicaban el caserío de Patraix con el centro de la metrópoli. Pero a mediados de los años 60, en pleno desarrollismo y siguiendo el plan de ordenación adaptado al Plan Sur, sobre los terrenos agrícolas que rodeaban el pequeño casco antiguo empezaron a abrirse nuevas calles y a levantarse grandes edificaciones. Una de las primeras de la época fue el conjunto residencial que, haciendo chaflán con la mencionada avenida de Tres Forques, trazaba un nuevo acceso desde esta al centro neurálgico del barrio, una calle que fue dedicada al bibliófilo valenciano Churat i Saurí.

Juan Churat i Saurí (Valencia, 1835 – 1886) fue un erudito y bibliófilo valenciano que desde bien pequeño sintió una gran atracción por los libros y la lectura, una inclinación que no abandonó hasta el fin de sus días. Fue un hombre de salud frágil que tuvo que abandonar sus estudios universitarios para sostener económicamente a la familia, dedicándose a diversos empleos, pasando por la Fundición Primitiva Valenciana hasta los talleres de los Ferrocarriles de Valencia, Almansa y Tarragona. Pero sus cada vez más recurrentes enfermedades le hacen tener que jubilarse prematuramente, momento que en el cual se vuelca por completo a su pasión: el estudio, la lectura y la investigación, acrecentando así su ya importante biblioteca. Churat consigue reunir y rescatar obras impresas, manuscritas, grabados, estampas y litografías primordiales para la cultura valenciana de los cuales no se tenía constancia hasta entonces.

Churat murió con apenas 50 años en unas condiciones difíciles, pero con la satisfacción de haber llevado su amor por Valencia y su inquietud cultural a cotas inigualables. Sin embargo, su gesto más encomiable fue su firme decisión de donar toda su colección a la Biblioteca Municipal de Valencia, hecho que se produjo en 1905 gracias a la mediación del también bibliófilo José Enrique Serrano Morales ante las hermanas y albaceas de su gran amigo Juan Churat, siguiendo la voluntad de su hermano. Una donación compuesta por casi dos mil volúmenes y más de seiscientos grabados que supuso el primer legado testamentario bibliográfico que recibió la Biblioteca Municipal y que hoy forman parte de la colección de su magnífica colección.

Por todas estas razones, en 1963 y siendo cronista de la ciudad Francesc Almela i Vives, una calle de nueva apertura en Patraix, entre la plaza homónima y la avenida Tres Forques, fue bautizada con el nombre de Juan Churat y Saurí.

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