Los más vulnerables de la DANA

València

Han sido, y son, los vulnerables de los vulnerables. Personas que estaban ya en una situación crítica y a los que quizá la DANA haya golpeado con más fuerza, aunque sea difícil medir muchas cosas en situaciones catastróficas.

Personas sin hogar, migrantes con o sin papeles, mujeres solas, con hijos, víctimas de malos tratos, de adicciones... En definitiva, una gran casuística pero con un denominador común: la tragedia se cebó con ellos. Como indica o explica Kike Blas Guillén, de la ONG Sant Joan de Déu, la entidad que ha trabajado en las pedanías de València, pero también en otras localidades como Utiel o Quart de Poblet.

Si algo ha demostrado la DANA es el papel fundamental de las organizaciones no gubernamentales, las entidades solidarias de todo tipo que desde un primer momento acudieron a las poblaciones afectadas. Pateando el terreno, repartiendo ayuda, haciendo compañía, Lourdes Mirón, presidenta de Jovesólides, señala que lo primero fue dar comida y enseres de primera necesidad a la gente que se refugió 'donde pudo'.

Después vino la burocracia... el papeleo para acreditar lo imposible... que se tenia de una casa que ya no existía, un terreno que es un lodazal, un vehículo que es un montón de chatarra... y para los migrantes presentar unos papeles o que se habían perdido o que directamente no se tenían. Una burocracia imposible para unos ayuntamientos devastados, unas credenciales inexistentes para unas ayudas que requieren esas credenciales... Jimena Medina es representante de Intermon Oxfam en la Comunitat Valenciana.

Un año después, muchos han conseguido papeles, pero no es suficiente, hay un límite temporal de la regularización extraordinaria y Jimena Medina reclama que se haga más flexible.

'Ha sido un un año duro y queda mucho por hacer'. El acompañamiento continua pero los problemas también. Miles de personas perdieron sus casas, han sido realojados o han recibido ayudas económicas para alquilar un nuevo hogar pero no es fácil, hay pocas disponibles y lamentablemente según Kike Blas Guillén, de Sant Joan de Déu, en la tragedia también manda el mercado.

Un año después, la ayuda y la solidaridad siguen siendo necesarias, aunque el agua haya vuelto tranquila al fondo a la tierra, al fondo a la tierra.

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