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Economía sumergida: “Si consideramos que el pícaro es el más listo del grupo, tenemos un problema”

La Fundación Étnor analiza, en un informe, este fenómeno que provoca desigualdades

Entrevista a José Félix lozano, Fundación Étnor, en La Ventana CV

Entrevista a José Félix lozano, Fundación Étnor, en La Ventana CV

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Valencia

La economía sumergida sigue siendo uno de los grandes desafíos estructurales en España. Aunque su impacto varía según el método de cálculo, estudios realizados en las últimas dos décadas la sitúan entre el 11% y el 23% del PIB. Al respecto se ha presentado el informe "Economía sumergida: una perspectiva construyendo confianza y cohesión social", presentado recientemente por la Fundación Étnor.

Este documento propone una mirada más amplia sobre el fenómeno, alejándose del enfoque exclusivamente fiscal o legal. En lugar de limitarse a la inspección tributaria o laboral, el informe plantea que la economía sumergida debe abordarse como un problema ético, social y cultural que afecta a toda la ciudadanía, amén de económico.

Uno de sus autores, José Félix Lozano, catedrático de Filosofía Moral en la Universitat Politècnica de València, analiza en 'La Ventana Comunitat Valenciana' algunas claves del estudio.

Un fenómeno complejo y colectivo

“Este fenómeno tiene una serie de factores diversos, tanto en España como en el resto del mundo”, explicó Lozano. “Una parte importante tiene que ver con la regulación y los controles adecuados, pero también hay mucho de cultura cívica y otros factores. Como todo fenómeno social, requiere la interacción de muchos”.

El informe subraya que la economía sumergida no puede entenderse sin tener en cuenta el contexto social en el que se produce. “Cuando el mercado regulado funciona bien, hay menos economía sumergida. Pero cuando las condiciones socioeconómicas empeoran, cuando se percibe una excesiva regulación o una mala gestión de los recursos públicos, el fenómeno se intensifica”.

Cultura de la permisividad

Más allá de los factores económicos, el estudio apunta a una dimensión ética que suele pasar desapercibida. “Hay una parte de cultura social que permite comportamientos que en otras culturas serían inadmisibles”, afirmó el catedrático. “Si consideramos que el pícaro, el ‘gorrón’, el ‘francotirador’, es el más listo del grupo, tenemos un problema”.

Lozano recordó que la percepción social puede cambiar, y puso como ejemplo la evolución en la valoración de prácticas como el consumo de tabaco o la conducción temeraria. “La valoración social que hacemos de estos fenómenos también influye”, dijo. “Parte de reducir ese nivel de economía sumergida pasa por cambiar esa percepción sobre lo que consideramos aceptable y lo que no”.

Educación, regulación y alternativas reales

El informe de la Fundación Étnor propone actuar en tres niveles: mejorar la percepción social, ofrecer alternativas reales para evitar la economía sumergida y aplicar una regulación clara y eficaz. “La clave, y esto aparece en todos los estudios, es que hay una relación muy intensa entre el nivel de regulación —no solo en cuanto a la carga impositiva, sino en la claridad normativa y en su aplicación eficaz— y el nivel de economía sumergida”, explicó Lozano. “El exceso de burocracia está vinculado a esto y facilita o anima a recurrir a la economía sumergida”.

Aunque reconoce que es difícil cambiar la cultura, Lozano insiste en que la educación es fundamental. “Si empezamos a ver como normales determinadas prácticas, no se cambian. El día que seamos conscientes de que hay cosas que no se pueden aceptar, eso cambia”, afirmó. “La economía sumergida genera muchísimo daño social, afecta directamente a los grupos más vulnerables, detrae recursos del Estado y debilita la confianza en las instituciones”.

El documento

El documento, elaborado por el equipo de investigación de la Fundación Étnor —Adela Cortina, Jesús Conill, Domingo García-Marzá, Patrici Calvo y José Félix Lozano—, ofrece un análisis ético y social del fenómeno de la economía sumergida y sus consecuencias.

El estudio plantea la economía sumergida como un problema moral y social, no solo económico. Destaca que la evasión de responsabilidades y el incumplimiento de normas debilitan la confianza colectiva y erosionan los valores que sostienen la convivencia democrática.

Igualmente, se analizan las raíces estructurales y culturales de la economía sumergida: la falta de ejemplaridad pública, la desconfianza en las instituciones, la precariedad laboral y la permisividad social hacia ciertas conductas. Propone recuperar la ética de la corresponsabilidad como base del cumplimiento voluntario.

Respecto de las consecuencias sociales y económicas, se subraya que la economía sumergida aumenta la desigualdad, debilita los servicios públicos y reduce la productividad, pero, sobre todo, mina la confianza, que es el capital moral imprescindible de toda sociedad cohesionada. Los autores recuerdan que “cada acto de fraude es una herida al bien común”.

El núcleo propositivo del estudio presenta medidas orientadas a reconstruir la confianza y promover la ética pública:

· Fomentar la educación cívica y ética en todos los niveles.

· Impulsar la ejemplaridad institucional y empresarial.

· Reforzar la ética del cumplimiento en las organizaciones.

· Promover alianzas entre empresas, administraciones y sociedad civil.

Por último, el estudio concluye que la economía sumergida no se combate solo con leyes, sino con valores. Reclama una ética del compromiso donde la confianza actúe como fundamento del desarrollo económico, la justicia y la cohesión social.

El acto ha sido clausurado por Pedro Coca, presidente de la Fundación Étnor, quien ha destacado que “si la gente dedicara un tiempo a leer este informe, además de aprender, generaría una conciencia de lo perjudicial que es la existencia de la economía sumergida”. Además, ha asegurado que coincide plenamente con las declaraciones hechas por el empresario Juan Roig respecto a que “los empresarios tenemos que pagar impuestos, pero es importante que los que gestionan el dinero público deben hacerlo con responsabilidad”. Para acabar ha resaltado el papel de la Fundación Étnor reflexionando y poniendo el altavoz a los diferentes temas que preocupan a sociedad, “solo en una semana la fundación ha presentado un informe sobre el absentismo de la mano de AVE y, hoy, de la mano de la CEV, el estudio sobre la economía sumergida”.

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Jose Forés Romero

Jose Forés Romero

Redactor en Radio Valencia desde 2024, editor de 'La Ventana Comunitat Valenciana'. Ha trabado en distintos...

 

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