València acoge el II Congreso sobre Ictus de la Comunitat Valenciana

València

El Ictus es, actualmente, la primera causa de dependencia en España. Según datos de la Sociedad Española de Neurología, más de 1,5 millones de europeos sufrirán un ictus a lo largo de este año, y en España se diagnostican unos 120.000 casos anuales, según datos aportados por el Ministerio de Sanidad. Esta cifra equivale a llenar casi tres veces el estadio de Mestalla.

Con el objetivo de visibilizar esta enfermedad y crear un espacio de diálogo entre profesionales, personas afectadas y familiares, València acoge este sábado 8 de noviembre el II Congreso sobre Ictus de la Comunitat Valenciana, organizado por la Asociación de Afectados de Ictus de la Comunitat Valenciana (ADAI CV) bajo el lema “Avances, retos y experiencias”. La jornada constará de tres mesas redondas que abordarán la enfermedad desde diferentes perspectivas: médica, rehabilitadora y humana.

“No van a ser ponencias al uso, sino espacios de diálogo donde cada profesional explique qué hace y qué papel cumple en el abordaje del ictus”, señala Juan Manuel Mondéjar Sánchez, presidente de ADAI CV. “Queremos que los asistentes —profesionales, estudiantes, afectados, familiares y ciudadanía en general— entiendan la importancia de trabajar juntos frente a una enfermedad que tanto daño está haciendo en nuestra comunidad”.

Una oportunidad para conocer, debatir y reflexionar

La primera mesa, “La sanidad que salva”, moderada por la neuróloga Aida Lago, tratará la detección temprana del ictus y la coordinación sanitaria en la fase aguda, con la participación del neurólogo Alejandro Ponz, el neurocirujano Antonio Gutiérrez y el médico de familia Javier Preciosos.

A continuación, la neuropsicóloga Anabel Campos moderará “Rehabilitación: Centro hospitalario, hogar y comunidad”, con la fisioterapeuta Mª Luz Sánchez, la logopeda Laura Montalvá y la terapeuta ocupacional Bernie Henderson, quienes reflexionarán sobre la recuperación integral de las personas afectadas por este trastorno neurológico y el papel de los distintos entornos en su evolución.

La jornada concluirá con “Cuidar, sentir, compartir”, una mesa conducida por el propio Mondéjar, donde se escucharán los testimonios de Federico Vila Falgás (persona afectada), Vicen Giménez (familiar) y Puri Enguix (enfermera). Mondéjar hace especial hincapié en la necesidad de dar voz a quienes conviven con la enfermedad.

“Queremos escuchar a quienes han tenido que aprender a vivir con las secuelas del ictus, a los familiares que se convierten en cuidadores sin estar preparados, y también a las enfermeras que son las primeras cuidadoras cuando estamos entre la vida y la muerte”, ha resaltado.

Además, durante el congreso, ADAI CV presentará un "proyecto pionero" que se va a lanzar en colaboración con el Hospital La Fe. El objetivo de este es centrarse en el acompañamiento a familiares, pero la idea es extenderlo posteriormente a pacientes. “Es algo que no se viene haciendo y es muy necesario. Si la administración no da el paso, lo daremos nosotros”, afirma Mondéjar.

La prevención y la detección: factores claves

El presidente de ADAI CV insiste también en la importancia de la prevención, “nuestro primer escudo”, y anima a la población a realizar controles médicos periódicos y adoptar hábitos de vida saludables. Asimismo, recuerda que realizando una buena labor de prevención "se pueden llegar a evitar un 80-90% de los ictus que se detectan anualmente".

“Yo sufrí un ictus con 39 años, y nunca había ido al médico ni a tomarme la tensión ni a controlar el azúcar... Tenemos que ir al médico, cuidarnos, comer sano, evitar el alcohol y estar atentos a las señales de alarma. Detectarlo a tiempo puede salvar vidas”, recalca.

Entre los síntomas de alerta, Mondéjar menciona mareos intensos, dolores de cabeza repentinos, dificultad para hablar o levantar los brazos, y hormigueos en extremidades. “Ante la duda, hay que llamar al 112. Es preferible una falsa alarma que llegar tarde”, advierte.

Desde ADAI CV reclaman, además, un seguimiento continuado a las personas que han sufrido un ictus, más allá de los primeros meses de rehabilitación. “Esta enfermedad te deja secuelas de por vida. Necesitamos un seguimiento a largo plazo para mantener una mínima calidad de vida”, explica Mondéjar que añade: “El ictus envejece a quien lo padece y nos convierte en personas de riesgo. No podemos quedar desatendidos”.

El congreso busca, en palabras del presidente de la asociación, “normalizar el ictus, hablar de él sin miedo y desde la cercanía”.

“No queremos dar una masterclass, sino tratar lo que nos preocupa desde la normalidad, porque el ictus está ahí, silenciosamente, afectando a miles de personas cada año”, concluye.

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