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El esclavismo en la España del siglo XIX: una verdad incómoda

Entre los siglos XVI y XIX, 12,5 millones de personas procedentes de África fueron secuestradas y trasladadas por la fuerza como esclavas al continente americano. Imagen del reproductor: Mercado de esclavos (con aparición del busto invisible de Voltaire). Salvador Dalí, 1940

No vamos a contar mentiras: «El esclavismo en la España del siglo XIX: una verdad incómoda»

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Alicante

Entre los siglos XVI y XIX, 12,5 millones de personas procedentes de África fueron secuestradas y trasladadas por la fuerza como esclavas al continente americano. Se trata de una realidad difícil de digerir por los nacionalistas de los países que participaron en el tráfico negrero.

Por ejemplo, El 8 de agosto de 2025 publicó el NYT un artículo titulado “Trump dice que el [museo] Smithsonian insiste mucho en lo mala que fue la esclavitud”. En el artículo se contaba que Trump castigó al museo cortando toda la financiación pública para abocarlo al cierre.

La verdad sobre el esclavismo en la España del siglo XIX

¿Quién alentó, diseñó y participó de este comercio?

El tráfico de esclavos fue una empresa europea de enorme alcance, sostenida por redes comerciales, navieras y financieras que conectaban los principales puertos del continente con África y América.

Plano y secciones del barco negrero Brooks o Brookes de Liverpool. Transportaba 351 hombres, 127 mujeres, 90 niños y 41 niñas, un total de 609 esclavos y 45 marineros. Cubierta inferior con hombres encadenados (a), niños (b) y niñas (c). El barco negrero. Grabado publicado por la Sociedad para la Abolición del Comercio de Esclavos, Plymouth, 1788. Grabado en cobre coloreado a mano de Frederic Shoberl, «El mundo en miniatura: África, una descripción de las costumbres y tradiciones de los moros del Sáhara y de las naciones negras», R. Ackermann, Inglaterra, 1821.

Plano y secciones del barco negrero Brooks o Brookes de Liverpool. Transportaba 351 hombres, 127 mujeres, 90 niños y 41 niñas, un total de 609 esclavos y 45 marineros. Cubierta inferior con hombres encadenados (a), niños (b) y niñas (c). El barco negrero. Grabado publicado por la Sociedad para la Abolición del Comercio de Esclavos, Plymouth, 1788. Grabado en cobre coloreado a mano de Frederic Shoberl, «El mundo en miniatura: África, una descripción de las costumbres y tradiciones de los moros del Sáhara y de las naciones negras», R. Ackermann, Inglaterra, 1821. / Florilegius

Plano y secciones del barco negrero Brooks o Brookes de Liverpool. Transportaba 351 hombres, 127 mujeres, 90 niños y 41 niñas, un total de 609 esclavos y 45 marineros. Cubierta inferior con hombres encadenados (a), niños (b) y niñas (c). El barco negrero. Grabado publicado por la Sociedad para la Abolición del Comercio de Esclavos, Plymouth, 1788. Grabado en cobre coloreado a mano de Frederic Shoberl, «El mundo en miniatura: África, una descripción de las costumbres y tradiciones de los moros del Sáhara y de las naciones negras», R. Ackermann, Inglaterra, 1821.

Plano y secciones del barco negrero Brooks o Brookes de Liverpool. Transportaba 351 hombres, 127 mujeres, 90 niños y 41 niñas, un total de 609 esclavos y 45 marineros. Cubierta inferior con hombres encadenados (a), niños (b) y niñas (c). El barco negrero. Grabado publicado por la Sociedad para la Abolición del Comercio de Esclavos, Plymouth, 1788. Grabado en cobre coloreado a mano de Frederic Shoberl, «El mundo en miniatura: África, una descripción de las costumbres y tradiciones de los moros del Sáhara y de las naciones negras», R. Ackermann, Inglaterra, 1821. / Florilegius

Desde África partían los barcos hacia América y regresaban a Europa con azúcar, café, tabaco, cacao y algodón. Las colonias americanas y caribeñas dependían de la fuerza de trabajo esclava para producir estos bienes demandados en Europa.

El tráfico de esclavos trasatlántico fue un negocio legal practicado por las grandes potencias hasta que, en 1815, bajo una fuerte presión de Gran Bretaña, las grandes potencias europeas firmaron, en el Congreso de Viena, una declaración de condena de la trata. A partir de entonces, la acción internacional contra la trata de esclavos fue liderada por Gran Bretaña que obligó a las diferentes potencias, entre ellas España, a la firma de tratados bilaterales que prohibían y perseguían el tráfico de esclavos.

¿Cuál fue la participación de España en la trata de esclavos a lo largo de este período?

España y la monarquía colonial hispánica tuvo un importante protagonismo en este comercio durante todo este periodo.

España inauguró formalmente el comercio de esclavos cuando Carlos I, en 1518, firmó el Edicto que autorizaba el tráfico directo entre África y el Nuevo Mundo y se mantuvo durante tres siglos y medio hasta 1867. Es verdad que durante ese periodo la participación de España no tuvo el mismo protagonismo, pero su presencia se mantuvo de forma ininterrumpida, hasta convertirse en uno de los principales actores durante la etapa ilegal del comercio esclavista entre 1820 y 1867.

Traficantes de esclavos europeos atacan y capturan víctimas en África

Traficantes de esclavos europeos atacan y capturan víctimas en África / Pictures from History

Traficantes de esclavos europeos atacan y capturan víctimas en África

Traficantes de esclavos europeos atacan y capturan víctimas en África / Pictures from History

Entre los siglos XVI y XVIII, la trata de esclavos en los territorios españoles fue una actividad regulada, monopolizada y controlada por la Corona española a través del sistema de asientos. Los llamados “asientos de negros” eran contratos de monopolio que concedía temporalmente el monarca a comerciantes y empresas extranjeras para el suministro exclusivo de esclavos africanos con destino a las colonias españolas en América.

Ello no quiere decir que los comerciantes españoles no participaran directamente en el comercio de esclavos. Aunque fueron primero los portugueses, después los holandeses y genoveses y, a partir del Tratado de Utrech (1713), los ingleses, los principales asentistas, los españoles, también se beneficiaron de este negocio de diferentes formas: invirtiendo capital, asegurando barcos y distribuyendo esclavos en América.

A mediados del siglo XVIII, las reformas borbónicas de Carlos III intentaron reemplazar los monopolios extranjeros por un monopolio nacional, otorgando privilegios a comerciantes españoles. Es entonces cuando se funda en Cádiz la denominada “Compañía Gaditana de Negros” (1765), convirtiéndose en la primera compañía, exclusivamente española, dedicada al tráfico de esclavos y acogida al sistema de asientos.

Sin embargo, la compañía gaditana apenas duró ocho años, entre otras razones porque en 1778 Carlos III dio por terminado el monopolio comercial de Cádiz y promulgó el Reglamento de Libre Comercio que permitía a trece puertos españoles, entre ellos el puerto de Alicante, comerciar con América.

A partir de entonces, el protagonismo de los españoles en el tráfico de esclavos fue en aumento, especialmente durante el siglo XIX, en el que comienza la etapa ilegal de la trata tras la firma de tratados internacionales que prohibían y perseguían expresamente este negocio.

¿Cuántos tratados sobre represión del tráfico negrero firmó España con Gran Bretaña?

España firmó con Gran Bretaña dos tratados internacionales de represión del tráfico negrero. El primero en 1817 que fijaba un periodo de transición hasta 1820, establecía tribunales mixtos para juzgar casos de tráfico ilegal y autorizaba a los buques de guerra de la Royal Navy a perseguir y registrar embarcaciones sospechosas.

Ante la poca - y en ocasiones nula - efectividad del tratado y las continuas denuncias de incumplimiento, en 1835 España firmó con Gran Bretaña un nuevo tratado adicional y en 1845 las Cortes españolas aprobaron una ley penal de represión del tráfico negrero.

Ilustración de una manifestación celebrada en Madrid en 1873 a favor de la abolición de la esclavitud en las colonias españolas.

Ilustración de una manifestación celebrada en Madrid en 1873 a favor de la abolición de la esclavitud en las colonias españolas. / Stefano Bianchetti

Ilustración de una manifestación celebrada en Madrid en 1873 a favor de la abolición de la esclavitud en las colonias españolas.

Ilustración de una manifestación celebrada en Madrid en 1873 a favor de la abolición de la esclavitud en las colonias españolas. / Stefano Bianchetti

La efectividad de todas estas acciones fue claramente insuficiente. De ahí que, en 1867, cincuenta años después de que España firmara su primer tratado con Gran Bretaña, se promulgara en España una Ley de represión del tráfico negrero cuyo objetivo principal fue poner fin a la trata ilegal. Esta última Ley marcó el fin formal de la tolerancia del Estado español hacia la trata negrera, en un momento en que la esclavitud como sistema económico en Cuba comenzaba a mostrar signos de agotamiento.

¿Por qué Gran Bretaña pasó de ser una potencia esclavista a liderar la lucha contra la trata de esclavos y la abolición de la esclavitud?

Hasta 1817, la trata de esclavos fue un negocio legal en el que participaron las grandes potencias de la época. Estas mismas potencias, y en particular Gran Bretaña, fueron las que promovieron el fin de la trata de esclavos bajo un discurso filantrópico y humanitario que encubría, también, profundos intereses económicos, políticos y estratégicos.

Gran Bretaña pasó de ser una de las mayores potencias en practicar el tráfico de esclavos a desplegar una política activa, diplomática y militar para impedir que otros países, entre ellos España, continuase con el negocio de seres humanos.

La trata de esclavos se prohibió en Gran Bretaña en 1807, pero hubo que esperar a 1833 para la aprobación de la Ley de Abolicionismo.

Inglaterra (Reino Unido): 'Trata de esclavos', óleo sobre lienzo, George Morland (1763-1804), 1788

Inglaterra (Reino Unido): 'Trata de esclavos', óleo sobre lienzo, George Morland (1763-1804), 1788 / Pictures from History

Inglaterra (Reino Unido): 'Trata de esclavos', óleo sobre lienzo, George Morland (1763-1804), 1788

Inglaterra (Reino Unido): 'Trata de esclavos', óleo sobre lienzo, George Morland (1763-1804), 1788 / Pictures from History

Sin desmerecer el potente y organizado movimiento abolicionista británico, la fuerte oposición al sistema de trabajo esclavista coincide con el triunfo de la Revolución Industrial en ese país. Sin duda, la industrialización británica trajo profundas transformaciones que favorecieron un cambio de mentalidad acorde a los cambios productivos que imponía el capitalismo industrial. Frente a la esclavitud, como un sistema obsoleto, costoso e ineficiente, la industrialización impulsó un capitalismo basado en el trabajo asalariado y los mercados libres. Fue entonces cuando los consumidores británicos sustituyeron el “slave sugar” por el “free sugar”, símbolo de un consumo moralmente responsable, que respondía a los nuevos intereses de la economía industrial británica.

¿Cuál fue la posición de las principales instituciones y gobiernos españoles ante el tráfico de esclavos y la esclavitud en el siglo XIX?

En España la abolición de la esclavitud se incorporó en la agenda política de la mano de los liberales en los debates de las Cortes de Cádiz. Agustín Argüelles, Isidoro Antillón y el diputado mexicano José Miguel Guridi Alcocer se mostraron favorables a la abolición inmediata de la trata de esclavos y a un plan gradual de abolición de la esclavitud. Sin embargo, la restauración absolutista de Fernando VII en 1814, la fuerte oposición del comercio gaditano y de los hacendados cubanos que temían una posible rebelión de esclavos similar a la que se había producido en Haití en 1791, terminaron por zanjar el debate

A la vuelta de Fernando VII y ante la fuerte presión internacional ejercida por Gran Bretaña, los absolutistas se centraron exclusivamente en la cuestión de la prohibición de la trata y aceptaron firmar un tratado de represión del tráfico negrero con gran Bretaña. La abolición de la esclavitud quedaba fuera del debate.

La firma de este primer tratado no tuvo, sin embargo, ninguna consecuencia práctica. La llegada de esclavos africanos a la isla de Cuba, disparada entre 1789 y 1820 con 162.2000 entradas, no disminuyó a partir de esa fecha. Muy al contrario, durante la etapa ilegal de la trata, entre 1820 y 1867, Cuba se consolidó como el principal destino del tráfico trasatlántico de esclavos recibiendo entre 550.000 y 600.000 africanos, según diferentes estimaciones.

Tras la muerte del rey absoluto, Fernando VII, el liberalismo español se caracterizó por la defensa a ultranza de la esclavitud y la permisividad ante el tráfico negrero, bajo la aprobación de las élites criollas azucareras que siempre temieron la posibilidad de una rebelión esclava que acabara triunfando y aboliendo por la fuerza la esclavitud.

Durante buena parte del siglo XIX, la alianza sellada entre los hacendados cubanos y los diferentes gobiernos liberales (moderados y progresistas) llevó a los primeros a dejar de lado todo tipo de aspiraciones independentistas a cambio de la protección y la defensa de sus propiedades (ingenios y esclavos) que se comprometían a proporcionar los segundos; siempre y cuando se mantuviese el vínculo colonial. La esclavitud pasó, entonces, a convertirse en una cuestión de Estado, al tiempo que las élites criollas siguieron fieles a la Corona española.

Con el tiempo, la posición de los hacendados cubanos sobre la esclavitud fue matizándose. La persecución in crescendo del comercio negrero por parte de los británicos, el encarecimiento de la mano de obra forzada, pero también el miedo a las crecientes sublevaciones de esclavos, terminaron por transformar el discurso de los grupos criollos a favor de una desintegración gradual e indolora de la esclavitud, aunque en la práctica siguieran nutriéndose de mano de obra esclava. Podría parecer una contradicción, pero como señala uno de los grandes historiadores cubanos, Manuel Moreno Fraginals, “la esclavitud era para ellos como el venablo de la famosa copla andaluza … si me la quitas me matas … si me la dejas me muero”.

Suscripción pública en Madrid para la recompra de esclavos de Cuba y Puerto Rico, 1869, España. Reproducción histórica restaurada digitalmente de una obra de arte original del siglo XIX. Se desconoce la fecha exacta de la obra original.

Suscripción pública en Madrid para la recompra de esclavos de Cuba y Puerto Rico, 1869, España. Reproducción histórica restaurada digitalmente de una obra de arte original del siglo XIX. Se desconoce la fecha exacta de la obra original. / Bildagentur-online

Suscripción pública en Madrid para la recompra de esclavos de Cuba y Puerto Rico, 1869, España. Reproducción histórica restaurada digitalmente de una obra de arte original del siglo XIX. Se desconoce la fecha exacta de la obra original.

Suscripción pública en Madrid para la recompra de esclavos de Cuba y Puerto Rico, 1869, España. Reproducción histórica restaurada digitalmente de una obra de arte original del siglo XIX. Se desconoce la fecha exacta de la obra original. / Bildagentur-online

¿Qué papel desempeñó Cuba en el negocio de la trata y la esclavitud?

Este episodio de miseria humana y atrocidades que supuso el tráfico de seres humanos desde África se asentó sobre el crecimiento azucarero con trabajo esclavo de la isla de Cuba. Desde mediados del siglo XVIII la economía cubana y, especialmente, la producción azucarera, experimentó un auge espectacular. La base económica cubana se transformó y con ella la explotación intensiva y extensiva del trabajo esclavo que exigía un urgente y creciente proceso de reposición de mano de obra. Azúcar y esclavos crecieron paralelamente en la isla y se convirtieron en sus principales protagonistas.

A pesar de los tratados firmados con Gran Bretaña para suprimir la trata, la Corona y los gobiernos españoles permitieron que desde Cuba se organizara una vasta red ilegal que conectaba los puertos africanos del Golfo de Guinea con La Habana y Matanzas en Cuba.

Santo Domingo:  «La inspección y venta de un negro», Brantz Mayer, «Veinte años de un traficante de esclavos africano», c. 1854

Santo Domingo: «La inspección y venta de un negro», Brantz Mayer, «Veinte años de un traficante de esclavos africano», c. 1854 / Pictures from History

Santo Domingo:  «La inspección y venta de un negro», Brantz Mayer, «Veinte años de un traficante de esclavos africano», c. 1854

Santo Domingo: «La inspección y venta de un negro», Brantz Mayer, «Veinte años de un traficante de esclavos africano», c. 1854 / Pictures from History

España se convirtió así en la potencia occidental que más tiempo mantuvo activa la trata, pese a su ilegalidad, para lo cual contó con la complicidad en el negocio de las autoridades coloniales y metropolitanas. Y también fue el penúltimo país en abolir la esclavitud en 1886. España pasó a ser el último gran imperio esclavista del Atlántico. La persistencia del sistema esclavista, mantenido pese a la abolición ilegal de la trata, respondió tanto a los intereses económicos de las élites criollas que consideraban el trabajo forzado indispensable para sostener la economía azucarera cubana, como a la complicidad de la metrópoli que amparó la práctica esclavista.

¿Quién se benefició directamente del comercio de esclavos durante el siglo XIX?

Con este contrabando de seres humanos se enriquecieron hacendados, comerciantes, armadores y empleados de la administración colonial, como algunos de los que ostentaron la máxima autoridad colonial. Es el caso del general O´Donnell, Capitán General de la isla de Cuba entre 1844 y 1848. Su mandato se caracterizó por una brutal represión contra las sublevaciones de esclavos y su alineamiento con los intereses esclavistas de hacendados y comerciantes. Según el cónsul británico, O´Donnell se lucró indirectamente del tráfico de esclavos al cobrar un soborno por cada esclavo introducido en la isla, lo que le permitió acumular una considerable fortuna.

En España, los sectores económicos que se enriquecieron con la esclavitud y recogieron más inversiones fueron el inmobiliario y el financiero. Especial mención merece la burguesía catalana con ilustres nombres y apellidos como Josep Xifré, fundador de la Caja de Ahorros de Barcelona; Miquel Biada i Bunyol, promotor del primer ferrocarril peninsular entre Barcelona y Mataró en 1848; Joan Güell i Ferrer que, después de amasar en Cuba una enorme fortuna, principalmente a partir de la trata de esclavos, fue pionero de la Revolución Industrial en Cataluña Sin ánimo de ser exhaustiva, también sobresalen, entre otros, apellidos como los Vidal-Quadras o los Goytisolo. Pero quizás, el caso paradigmático y más mediático, por la publicidad que se le dio, hace escasamente unos años, es el de Antonio López y López, marqués de Comillas y Grande de España por la gracia del rey Alfonso XII. En 2018 el ayuntamiento de Barcelona retiró su escultura de las calles de la ciudad por su implicación en el tráfico negrero.

La trayectoria y los negocios de Antonio López y López, cántabro de nacimiento, pero afincado en Barcelona, ha sido ampliamente estudiada por el Prof. Martín Rodrigo. Antonio López, no solo comerció con esclavos, sino que ello le permitió convertirse en uno de los empresarios más ricos de Cataluña y España hasta articular el mayor holding empresarial de la economía española en el siglo XIX. El marqués de Comillas llegó a acumular una enorme riqueza y a establecer relaciones de poder con las élites políticas y económicas de la época, además de mantener contactos privilegiados con la monarquía. Además de su firma naviera, la Compañía Trasatlántica, López fundó y presidió dos bancos (el Crédito Mercantil y el Banco Hispano Colonial), así como la Compañía General de Tabacos de Filipinas).

Junto con Barcelona, Cádiz fue otro de los puestos neurálgicos del comercio de esclavos. Uno de los apellidos relacionados con este negocio fue el de los hermanos Arbazuza Imbrechts, propietarios de goletas y una factoría negrera en las costas de la actual Sierra Leona. No es una casualidad que fueran los primeros apoderados de la naviera de Antonio López en Cádiz e integrantes de las principales instituciones económicas de la ciudad, como la Caja General de Depósitos y uno de ellos director del Banco de Cádiz.

También es conocida la trayectoria del cántabro Juan Manuel de Manzanedo, marqués de Manzanedo, duque de Santoña y grande de España, que tras amasar una fortuna en Cuba relacionada con los negocios esclavistas regresó a la península invirtiendo en negocios inmobiliarios en Madrid.

Hubo también muchos vascos implicados en el tráfico de esclavos y la mayoría lo hicieron desde América. Es el caso de Nicolás de Txopitea, Sebastián de Lasa o Patricio Satrústegui, socio de Antonio López. Mención aparte merece Julián de Zulueta, la segunda mayor fortuna de la isla de Cuba, relacionado con los negocios de la exregente María Cristina de Borbón y Dos-Sicilias, cuarta esposa de Fernando VII y madre de Isabel II.

¿Cuál fue la implicación de la Corona con la trata de esclavos y la explotación de ingenios azucareros?

No existen indicios de una intervención directa de la reina Isabel II en los negocios de la trata de esclavos, pero sí hay pruebas de que la Corona protegió estas prácticas y que, a indicación de la exregente María Cristina de Borbón, frenó el cumplimiento de los tratados internacionales de represión del tráfico negrero. A la muerte de Fernando VII, María Cristina de Borbón Dos Sicilias contrajo matrimonio en secreto con el sargento y guardia de corps, Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, al que Isabel II concedió en 1844 el ducado de Riánsares y la Grandeza de España. Hacer público el matrimonio en 1833 hubiera significado perder la regencia y poner en riesgo los derechos sucesorios de Isabel II, entonces menor de edad; pero, también, dejar de percibir más de 120 millones de reales que se reembolsó directamente de la hacienda cubana, primero, en su calidad de reina gobernadora y, después, como pensión de reina madre hasta 1854. Ese año mismo año le fue retirada la pensión vitalicia y fue expulsada de España tras la investigación parlamentaria en las Cortes españolas sobre sus actividades y negocios desde que enviudó de Fernando VII. Los contactos y los negocios de la familia Muñoz-Borbón en la isla de Cuba fueron amplios y diversos. Su principal actividad consistió en el negocio de esclavos y en inversiones en varios ingenios azucareros. En 1860, coincidiendo con el declive de la esclavitud, el matrimonio Muñoz Borbón cerró su participación en los negocios antillanos.

Esclavos moliendo azúcar (Saccharum officinarum) en una plantación de caña de azúcar. Grabado en cobre coloreado a mano de una ilustración botánica de la obra «Unterhaltungen aus der Naturgeschichte» (Enciclopedia de Historia Natural) de G. T. Wilhelm, Viena, 1816.

Esclavos moliendo azúcar (Saccharum officinarum) en una plantación de caña de azúcar. Grabado en cobre coloreado a mano de una ilustración botánica de la obra «Unterhaltungen aus der Naturgeschichte» (Enciclopedia de Historia Natural) de G. T. Wilhelm, Viena, 1816. / Florilegius

Esclavos moliendo azúcar (Saccharum officinarum) en una plantación de caña de azúcar. Grabado en cobre coloreado a mano de una ilustración botánica de la obra «Unterhaltungen aus der Naturgeschichte» (Enciclopedia de Historia Natural) de G. T. Wilhelm, Viena, 1816.

Esclavos moliendo azúcar (Saccharum officinarum) en una plantación de caña de azúcar. Grabado en cobre coloreado a mano de una ilustración botánica de la obra «Unterhaltungen aus der Naturgeschichte» (Enciclopedia de Historia Natural) de G. T. Wilhelm, Viena, 1816. / Florilegius

¿Los beneficios obtenidos del comercio de esclavos y de la explotación de los ingenios azucareros con mano de obra esclava, ayudaron a transformar y modernizar la economía española en el siglo XIX?

Según las investigaciones desarrolladas hasta ahora, podemos concluir que parte de la modernización económica de España en el siglo XIX se sostuvo en gran medida sobre los beneficios obtenidos de la esclavitud. Las fortunas amasadas en Cuba, gracias al trabajo esclavo, fueron repatriadas e invertidas en la península en una gran variedad de negocios, aunque sobresalgan los financieros e inmobiliarios.

Antonio López, Joan Güell, Zulueta o Manzanedo transformaron el capital negrero en respetabilidad social y símbolo de progreso urbano y financiaron obras como el Eixample de Barcelona y en menor medida otros ensanches como el barrio de Salamanca o las inversiones del marqués de Manzanedo en la puerta del Sol en Madrid. La complicidad del Estado, que amparó el tráfico negrero pese a los compromisos internacionales y demoró la abolición de la esclavitud hasta 1886, revela hasta qué punto el proyecto liberal burgués en España nació entrelazado con la economía esclavista. Reconocer esa herencia es imprescindible para construir una memoria histórica más justa y completa.

Referencias

Candia, B. (2025) Azucre (8ª ed.). Pepitas de Calabaza.

Concostrina, N. (2025). 7 de octubre de 1886: España, último país en abolir la esclavitud. La ventana de la SER, 7 de octubre.

Damoisel, M. (2025) La maldición del azúcar (documental de Movistar Plus+).

Piqueras, J.A. (2021). Negreros: españoles en el tráfico y en los capitales esclavistas. Catarata.

Rodrigo Alharilla, M. (2017). Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud trasatlántica (siglos XVI-XIX). Icaria.

Rodrigo Alharilla, M. (2020), Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud trasatlántica (siglos XVI-XIX). Icaria.

Saiz Pastor, C. (1990). Liberales y esclavistas: el dominio colonial español en Cuba (1833-1865). Tesis doctoral, Repositorio de la UA:

https://rua.ua.es/bitstream/10045/3971/1/Saiz-Pastor-Candelaria-t-1.pdf

https://rua.ua.es/bitstream/10045/3971/2/Saiz-Pastor-Candelaria-t-2.pdf

Candelaria Saiz

Profesora titular de Universidad de Historia e Instituciones Económicas en el Departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante, Candelaria Saiz es también investigadora del Instituto Universitario de Estudios Sociales de América Latina de la UA.

Doctora en Historia Económica por la Universidad de Alicante y Premio Extraordinario de Doctorado, la profesora Saiz es especialista en Historia Económica de Cuba en el siglo XIX y, en especial, en el régimen colonial español en esa centuria.

También ha trabajado sobre las Cámaras de Comercio de España en América Latina y Filipinas.

‘No vamos a contar mentiras’

Todos los martes, a las 13:45 horas, Miguel A. Goberna, profesor emérito de Matemáticas de la UA, les propone un bulo científico que todos, o casi todos, hemos escuchado o leído en alguna ocasión en un medio de comunicación, en una red social o en un libro.

Son los profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Alicante quienes refutarán esas falsedades. Y es que, como diría Goethe (pero nunca dijo): “¡Ciencia! ¡Más ciencia!”.

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