Bader, mena integrado en Alicante: "No vale la pena tirarse al mar"

Alicante

"Estoy vivo". Es con lo que prefiere quedarse de todo su terrible trayecto Bader, un niño que se echó al mar en una patera desde Marruecos cuando tenía 14 años, junto con otros jóvenes y adultos y que hoy, cuatro años después, vive plenamente integrado en la Comunitat Valenciana.

Su historia es la mejor forma de enfrentar "el discurso de manipulación política que se está haciendo de los más vulnerables", dice el Síndic de Greuges, Ángel Luna, sobre todo en un momento en que esta cuestión es una de las que está poniendo sobre la mesa Vox, en la negociación con el PP para apoyar la sucesión de Mazón por Juan Francisco Pérez Llorca al frente del Consell.

Y su testimonio, un buen ejemplo de Acogida e Integración de Menas, que ha relatado este martes dentro de la Décima jornada sobre Infancia y Adolescencia en la Facultad de Educación de la UA, organizada por la Sindicatura de Greuges, antes del Día de la Infancia.

Negociar con el respeto a los niños

En una Comunitat con 5 millones de habitantes, 500 niños migrantes no son un problema, señala Luna, que denuncia que se esté colocando a los menas "en una diana, para que se los estigmatice". Y lo que no se puede es negociar con el respeto a los derechos de los niños, que recogen todas las legislaciones.

Bader pasó 3 días terribles hasta que llegó a Canarias. De ahí pasó a un centro de menores de Gandía, donde aprendió español y un curso de fontanería. Hoy, con 18 años recién cumplidos, vive con un compañero y trabaja.

Cuando se le pregunta por qué vino aquí, Bader contesta que buscaba una oportunidad.

La misma oportunidad que buscan los otros 500 migrantes llegados este año a la Comunitat Valenciana, aunque se nos olvide que en otros años llegaron hasta mil o 1.100, y que esta intensidad de la migración es un fenómeno que viene produciéndose desde hace más de 30 años. Lo recuerda Violeta Quiroga, profesora de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona.