Claudio Mohedano recibe el cinturón negro de platino por su trayectoria en el judo

Elda

Claudio Mohedano, referente del judo en Elda desde hace décadas, ha sido distinguido recientemente con el cinturón negro de platino, un reconocimiento otorgado por la Real Federación Española de Judo y Deportes Asociados (RFEJYDA). La entidad quiso premiar así su trayectoria, su compromiso y su pasión por este deporte, que practica desde los 13 años.

Mohedano ha explicado en SER Deportivos Elda Vinalopó de Radio Elda - Cadena SER, que este distintivo tiene un fuerte componente emocional, ya que busca mantener activos y motivados a los judocas veteranos. ha recordado que el judo es una disciplina sin un principio ni un final marcado: “empiezas cuando quieres y terminas solo cuando la vida deja de permitirlo”. Tras 46 años practicando judo y más de 40 luciendo el cinturón negro, asegura seguir sintiendo la misma ilusión.

El maestro eldense es sexto dan y, aunque su grado le permite vestir el cinturón blanco-rojo, reconoce que continúa utilizando el negro por el vínculo sentimental que mantiene con él desde sus inicios. Ha explicado también que los avances en esta disciplina combinan años de experiencia, aprendizaje continuo y, en muchos casos, la valoración del trabajo realizado tanto dentro como fuera del tatami.

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Claudio Mohedano ha recordado cómo comenzó su relación con el judo: de niño, al salir del colegio Padre Manjón de Elda, escuchaba ruidos procedentes de una sala cercana donde se impartían clases. La curiosidad le llevó a probar este deporte, que acabó convirtiéndose en una parte esencial de su vida. Desde entonces, ha competido, enseñado y contribuido al desarrollo del judo local junto a maestros como Alberto Meseguer, a quien considera fundamental en la implantación del judo en Elda.

En los últimos 16 años, su labor se ha visto reforzada gracias a su colaboración con la olímpica Vanessa Arenas, con quien trabaja codo con codo. Arenas dirige un club con destacados deportistas de alto nivel y, según Mohedano, su preparación y experiencia han permitido que ambos crezcan profesionalmente. Aunque durante años impartió clases en distintos centros, ahora se centra en enseñar por puro placer, especialmente en el Club de Campo, donde forma a niños y jóvenes.

Además de su trabajo técnico, Claudio Mohedano ha desarrollado una importante labor en el ámbito del deporte inclusivo. Participó en proyectos con colectivos con diversidad funcional y en escuelas de verano adaptadas, una experiencia que describe como compleja, pero profundamente gratificante. Asegura que el judo, por sus valores y su metodología, es especialmente adecuado para trabajar con niños con TDAH o con distintas necesidades educativas.

El maestro eldense, que admite no sentirse cómodo con los reconocimientos públicos, ha agradecido el premio asegurando que seguirá transmitiendo lo aprendido durante toda una vida ligada al tatami. Con el cierre del año a la vuelta de la esquina, Mohedano ha aprovechado también para desear unas felices fiestas y un próspero 2026 a la comunidad judoca y a todos los que han acompañado su trayectoria.