La irrenunciable lucha contra la violencia de género

Alicante

En la RAE, la palabra lacra tiene dos significados: "Secuela o señal de una enfermedad o un achaque" y "Vicio físico o moral que marca a quien lo tiene". Socialmente, el racismo es una lacra. La corrupción, la pobreza, la desigualdad, el ciberacoso, la desinformación y los bulos, el desempleo, la homofobia también lo son. Y, por supuesto, también lo es la violencia de género.

En todos estos casos, no estamos ante situaciones que se puedan negar, silenciar, diluir o naturalizar. Y en el caso de la violencia de género siempre hay un agresor (un hombre) y una víctima (una mujer) que tienen una relación sentimental. Siempre se mantiene ese patrón. Es un tipo de violencia específica, aunque haya quien lo intente negar.

Y aunque parezca que hemos desgastado el término lacra, que padezcamos tantas, que sean tan resistentes y que cada víctima —como la joven que ayer falleció en Alicante— parece que nos hace retroceder en todo lo logrado, que esas muertes sean tan profundamente desgarradoras, pese a ello, no podemos plantearnos, ni por un momento, la posibilidad de renunciar a luchar contra la violencia de género.

Cada víctima debe reforzarnos aún más para acabar con esa lacra.