El IBV acerca la ciencia a la sociedad: “Los científicos ya no somos esas ‘ratitas de laboratorio’ que se quedan encerradas"

Valencia

El Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cumple 25 años consolidado como un referente en investigación biomédica en la Comunitat Valenciana. Su misión, conectar el conocimiento biológico y estructural básico con los avances médicos y sanitarios. Hablamos de ello, en La Ventana Comunitat Valenciana, con su directora Susana Rodríguez.

Entre sus áreas estratégicas se encuentran la patología cardiovascular, la genética aplicada a enfermedades humanas, los estudios metabólico-nutricionales y endocrinológicos —con especial atención a la diabetes—, el desarrollo de nuevos antibióticos y la regeneración del sistema nervioso.

La directora del IBV reconoce que, más allá de los retos científicos, la financiación y la burocracia son obstáculos importantes. “Nosotros, como científicos, sabemos abordar los retos de investigación porque nuestra ilusión y motivación nos han guiado a investigar, pero no tanto a conseguir financiación, a gestionarla. Ese es quizá el mayor reto, más que todo lo que he enumerado”.

Rodríguez insiste en que la gestión económica es una tarea para la que no se prepara a los investigadores. “Gestionar el dinero que recibimos, que es público en su mayor parte, es una tarea para la que no se nos prepara a priori. Con lo cual, efectivamente, acaba de dar en un punto clave: uno de los retos más grandes que tenemos es seguir financiando lo que hacemos”.

A esto se suma la burocracia:“Tenemos mucha burocracia porque estamos en un sistema de Administración General del Estado. Para lo bueno y para lo malo, el CSIC es un órgano nacional y depende del Gobierno. Como institución pública, hay que llevar un cuidado muy especial con el dinero público de todos los contribuyentes. Y eso tiene una contrapartida que hace que nuestro trabajo sea a veces muy difícil, porque debemos justificar cómo gastamos hasta el último euro, y no siempre es fácil con las limitaciones que nos impone la administración”.

Atraer y retener talento, una prioridad

La retención de talento es otro de los grandes retos del instituto. “Es uno de los ejes principales de la dirección actual: atraer a científicas y científicos jóvenes, sobre todo para el recambio generacional que necesitamos nosotros y todos los institutos del CSIC”, explica Rodríguez.

Para ello han puesto en marcha el programa Talent Recruitment Series. “Intentamos traer investigadores que están en el extranjero, casi siempre, para que nos den una charla sobre su investigación y ver cómo se acoplarían sus líneas a las del instituto. Nos interesan perfiles que aporten nuevas tecnologías y conocimientos adquiridos en lugares donde nosotros no llegamos”.

La directora celebra la incorporación reciente de un joven investigador. “Acabamos de fichar a un investigador muy joven que ha montado su laboratorio con nosotros gracias a una ayuda de La Caixa, y estamos muy contentos”.

Además, el IBV fomenta la formación predoctoral. “Por ejemplo, tenemos iniciativas con la Asociación Española Contra el Cáncer, cuyos becarios vienen a hacer sus tesis aquí. Destaco el Reto RunCancer Valencia, que todos conocemos: parte del dinero recaudado en sus carreras se destina a financiar tesis en nuestro instituto”.

Nuevos antibióticos y tecnologías punteras

La resistencia bacteriana es uno de los problemas sanitarios más graves, y el IBV trabaja para entenderla. “Uno de los puntos fuertes en los que empieza a destacar el IBV es el estudio de la resistencia a antibióticos y su comprensión. Para poder protegerte de algo, primero tienes que entenderlo, y eso es fundamental en lo que hacemos: entender para poder curar y prevenir”.

Rodríguez detalla un proyecto innovador. “Uno de los equipos del instituto desarrolla un proyecto muy interesante para analizar la comunicación entre bacterias, que también son atacadas por virus, igual que nosotros. Quizá, intentando evitar o modificar esa comunicación entre virus y bacterias, podamos influir en la resistencia a antimicrobianos”.

La tecnología también juega un papel clave. “La detección de mutaciones, por ejemplo en enfermedades hereditarias, se hace mediante secuenciación, y esas secuenciaciones requieren tecnologías avanzadas de análisis de datos y computación. Durante la pandemia de COVID-19, parte de la secuenciación se llevó a cabo en nuestro instituto. Fue un proyecto muy interesante que nos permitió identificar variantes aquí en Valencia”.

“Que la sociedad sepa lo que tiene”

A pesar de sus logros, Rodríguez considera que el IBV no tiene la relevancia que merece. “Quiero que esta celebración de nuestro 25º aniversario sirva para visibilizar lo que hacemos. Que los valencianos y, por extensión, todo el país sepan que tienen un centro potente, referente y con muchísima motivación e ilusión por llegar más lejos”.

La directora también reivindica la importancia de la divulgación. “Los científicos ya no somos esas ‘ratitas de laboratorio’ que se quedan encerradas sin hacer nada más que experimentar".

Por eso, el IBV ha apostado por acercar la ciencia a la sociedad. “Estamos saliendo a los institutos y a las ferias de ciencia. De hecho, trajimos a una experta en envejecimiento de gran nivel: Ana María Cuervo, que ofreció una conferencia magistral espectacular. Y vamos a contar con una referente en criomicroscopía, una técnica revolucionaria. Creo que no me equivoco si digo que le darán el Nobel dentro de poco: la doctora Eva Nogales, que vendrá el 19 de diciembre a clausurar nuestro aniversario”.

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