El océano se transforma en arte digital inmersivo en Bellver Blue Tech Zone

Oropesa del Mar

Bellver Blue Tech Zone se convierte en el escenario de una nueva propuesta de arte digital inmersivo con la llegada de The Rhythm of the Ocean, una obra concebida por el estudio visual Desilence y acompañada por la música de la pionera de la electrónica Suzanne Ciani, la artista estadounidense de 80 años. La pieza se exhibe en el Vortex, una sala cilíndrica de 360º equipada con 66 millones de píxeles, situada en este espacio tecnológico ubicado entre Benicàssim y Oropesa del Mar.

El Vortex es una sala completamente recubierta de pantallas, sin esquinas ni superficies rectangulares, que permite transformar la percepción del espacio. Tal y como explica la comisaria Antònia Folguera, no se trata de una sala inmersiva convencional, sino de un cilindro que, trabajado por artistas especializados en arte digital, “engaña a la percepción” y convierte el espacio en algo distinto. En este caso, el interior se transforma en un océano abstracto que evoluciona constantemente.

The Rhythm of the Ocean propone un viaje sensorial que recrea el mar en calma y su progresiva agitación, hasta llegar a momentos de tensión que pueden incluso hacer perder el equilibrio al visitante. La obra busca representar sentimientos a través de la luz y la música, evocando sensaciones como la paz, la contemplación o el recuerdo de cuando una ola arrastra al cuerpo en la infancia. El público deja de ser espectador para convertirse en visitante, situado dentro de la propia obra.

La experiencia está pensada como una vivencia colectiva, cercana a la realidad virtual pero sin el uso de gafas, en la que se pasa de observar a vivir la pieza desde dentro. El objetivo, según Folguera, es transmitir amor y respeto por el mar, un ecosistema clave para la vida en la Tierra y todavía muy desconocido, en un contexto de cambio climático y contaminación.

En esta misma línea, Bellver Blue Tech Zone desarrolla proyectos de investigación, divulgación y conservación marina, con laboratorios de análisis de aguas y programas de rescate de fauna marina, como tortugas encontradas por pescadores.

Desde Desilence, la artista visual Tatiana Halbach explica que la pieza nació como un concierto activista sobre los plásticos y microplásticos en el mar, pero evolucionó hacia una obra que busca que cada visitante “viva el mar a su manera” dentro del Vortex.

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