Preciado: "No creo que a Mourinho le pregunten tanto por mi"
Manolo Preciado <b>es uno de los entrenadores más carismáticos del fútbol español</b> y, por merecimientos propios, historia viva del Real Sporting de Gijón, <b>equipo que mañana se enfrenta en el Santiago Bernabeu al Real Madrid</b>, con cuyo técnico, el portugués Jose Mourinho, se vio envuelto en una enorme polémica antes del partido de la primera vuelta
En una entrevista que tuvo lugar en su hotel de concentración de Madrid, Preciado comentó a Efe algunas recuerdos de una controversia que para él ya forma parte del pasado, así como otras circunstancias profesionales y personales.
P: ¿Podría calcular cuántas veces le han preguntado por Mourinho estos últimos meses?
R: ¡Buff! Estos últimos meses, muchas. Pero esta semana es exagerado, sobre todo desde aquí, desde Madrid. A él no creo que le pregunten tanto. Además, tanto él como yo ya hemos dicho que este tema está zanjado. Entiendo que sigue teniendo mucho morbo para la prensa, pero para el que tiene que contestar continuamente llega a aburrir un poco.
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P: ¿Recuerda como era la vida ''antes de Mourinho''?
R: Pues era tan feliz como ahora. Si de algo presumo es de ser muy feliz y de disfrutar la vida a tope. Aquello fue un momento raro y creo que cierta gente no me trató con ninguna justicia. Pero ya está. Ya pasó. Fuera, olvidado.
P: Pasa página, pero ¿siente como si aquella vez le hubiesen metido en una fiesta a la que no le preguntaron si deseaba asistir?
R: Sí. Porque no creo que lo que yo manifesté mereciera haber tenido la repercusión que tuvo. Creo que otras cosas sí la tuvieron que tener y no la tuvieron.
Yo también pude haber cometido un error en mis formas y en mi manera de expresarme. Si lo hice, ya pedí perdón mil veces y lo pido una vez más. Pero ya está. Espero que pase este partido, porque en cuanto pase, este asunto se habrá olvidado para siempre.
P: Sabe lo que es ganar en el Bernabeu con el Racing (1-2, en 2005), pero también sabe lo que es perder con el Sporting por 7-1, hace dos temporadas. ¿Qué recuerdos tiene de esos partidos?
R: En el Bernabeu he tenido de todo, pero en mi cabeza siempre me queda el 1-2 con el Racing, no sólo por el equipo al que ganamos, si no por quiénes estaban en ese equipo. Estaban Zidane, Beckham, Ronaldo, Casillas, Ramos, Roberto Carlos... Lo conseguimos con siete chavales de la cantera en el campo. Y jugando muy bien al fútbol. Fue una de las noches más gratas para mí como entrenador. Luego, más adelante, con el Sporting, nos metieron siete. Pero no pasa nada. Eso nos sirvió para reaccionar. A partir de ahí levantamos la cabeza. Y siempre me acordaré de ese partido, porque acabó había tres mil personas que seguían animándonos. Ha habido de todo en el Bernabeu. A ver qué pasa mañana.
P: ¿Firmaría el empate?
R: Ahora mismo no, aún sabiendo que aquí un empate es un triunfo.
Pero hay tres puntos en juego y hay que ir a por ellos.
P: Usted es un entrenador carismático, sobre todo en Gijón. ¿Le molestó cuando le cuestionaron, hace unos meses?
R: No, no, que va. Ya expliqué que entendí a todas las partes.
Incluso a los que me criticaban y pensaban que tenía que salir del equipo. El equipo llevaba una dinámica muy negativa. Pero aquí estoy, amigo (ríe).
P: ¿Qué representa para usted Gijón y el Sporting?
R: Llevo cinco años en Gijón, soy inmensamente feliz en todos lo apartados, no sólo en el profesional, sino como individuo de Gijón y de Asturias. Me encanta la ciudad. Tengo ahí mi casa. Mi novia está feliz... ¿Qué más puedo pedir?
Me siento un auténtico privilegiado en el trato que recibo de todos los asturianos y no creo que vuelva a tener otra etapa en mi vida profesional tan apasionante y generosa como ha sido ésta hasta el día de hoy.
P: ¿Se salvará el Sporting?
R: No tengo ninguna duda. Tenemos la preocupación lógica que tenemos todos los entrenadores. Pero creo que vamos a cumplir el objetivo. Y, además, creo que vamos a lograr la mejor clasificación de las tres temporadas en Primera.
P: En ese caso, ¿seguirá en Gijón?
R: En ese caso seré muy feliz, porque habremos nuevamente un objetivo que no es sencillo. Y a partir de ahí hablaremos los que tenemos que hablar. El club y yo. Y seguro que decidimos lo mejor para los dos. Porque más allá de la relación profesional hay una relación de afecto y de cariño. Además, las dos partes nos miramos a la cara y nos decimos las cosas. Eso es muy importante.
P: Usted habla muy claro. ¿Dice siempre lo que piensa? ¿Dice lo que debe? ¿O un poco de cada, según sea el caso?
R: A veces hablo de más. Pero intento ser siempre sincero. Conmigo mismo sobre todo, fundamentalmente. No me gusta esconderme. Afronto siempre los problemas como son. Y voy de cara. Cuando las cosas van mal me vengo arriba, como pasó este año. Me convierto en un bisonte. En un bisonte de Altamira, de las cuevas. Me vuelvo mucho más exigente conmigo y con los demás. Y soy mucho más tranquilo de lo que parece. Quizá porque llevo toda mi vida de entrenador jugando al límite. No sólo en el Sporting. Y eso te marca. Y sirve para superar muchas dificultades.
P: Los golpes que a usted le ha dado la vida (enviudó y perdió a un hijo), ¿sirven para aprender cosas acerca del deporte? ¿O es el deporte el que ayuda para encajar esos golpes?
R: Hace ya bastante tiempo que pasó, pero cuando a mí me sucedieron estos temas fue algo muy duro, indudablemente. Y en ese momento a mí el fútbol me ayudó una barbaridad. A los dos días de enterrar a mi hijo me iba a Murcia a afrontar una pretemporada. Y casi animaba yo más a mis jugadores que ellos a mí. El fútbol no te ayuda a olvidar, porque algo así no se olvida jamás. Pero sí a reconducir la vida. Todo eso me ayudó muchísimo como persona y como profesional, también, porque ahora relativizo muchísimo las cosas. Ya no me agobia perder un partido de fútbol, ni las cosas banales. Sigo viviendo mi profesión a tope, me gusta ganar más que a nadie. Pero si pierdo y he trabajado bien, como que me ''mosqueó'' mucho menos que antes. Eso me lo ha enseñado las dos ''pataditas'' que me ha dado la vida.