Los socialistas madrileños no quieren reabrir heridas

El sector crítico del PSM ha optado por la tranquilidad y por no alzar la voz contra Tomás Gómez después del mal resultado del 22 de mayo

El secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, ha abierto este Comité Regional de su partido, dos semanas después de cosechar los peores resultados de la federación madrileña, con un llamamiento a la unidad y a la profunda reflexión del partido. "Me hago responsable de vuestros resultados", ha dicho Gómez, que con sus palabras ha querido hacer un guiño a todos esos alcaldes socialistas que a partir del próximo sábado, más que probablemente, dejáran de serlo.

Sin embargo el líder socialista no se ha quedado ahí, ya que ha vuelto a mencionar una responsabilidad global, a nivel nacional, de los malos resultados. "Si el retroceso en el voto ha sido general, también parace razonable que la causa ha tenido que ser general", ha apuntado Gómez en su discurso. Vuelve a mirar a Ferraz y al gobierno, al que pide un giro de izquierdas para recuperar a su electorado.

Comité tranquilo

Aunque lo cierto es que las heridas siguen abiertas, todas las intervenciones de ese Comité Regional, incluso las de los más críticos, han ido en la línea de la unidad del partido en un momento duro y un debate profundo sobre sus políticas. Han sido 90 turnos de palabra, bastantes para lo que es habitual, encabezados por los dos anteriores líderes de la federación madrileña, Jaime Lissavetzky y Rafael Simancas. Ambos se han puesto a disposición del partido para aportar su experiencia en situaciones similares y tampoco han querido ahondar en un posible cambio u oposición a Tomás Gómez.

Algunas de las intervenciones escuchadas a puerta cerrada han reclamado, eso sí, un partido más abierto, con una reforma del modelo de agrupaciones y comités para que sean un verdadero foro de debate. En definitiva, que la unidad reclamada sea real y no cosmética.

Tres puntos oscuros

Sin embargo la procesión va por dentro y hay quien, fuera de ese comité, va más allá y afea tres ausencias en el discurso del PSM: falta de autocrítica por parte de Gómez, ausencia total de referencias al movimiento 15-M y también el poco provecho que se ha sacado a la corrupción del partido popular como arma política, sobre todo, por mantener a Trinidad Rollán, condenada por prevaricación, en la estructura del partido socialista.

En cualquier caso muchos reconocen el trabajo de unión que intenta hacer Tomás Gómez y su equipo. Los tiempos son muy importantes en política, el año que viene hay elecciones generales, y nadie quiere abrir una brecha insalvable en el seno socialista. Aunque hay quienes avisan: si esas generales no se salvan, el partido podría implosionar.