La revancha de los empollones

Para comprender este fenómeno Puri Beltrán ha invitado a Luis Piedrahita, un humorista conocido como 'El rey de las pequeñas cosas'.

Hay un axioma fundamental para ejercer de verdadero moderno: no tirar nada de ropa a la basura que esté pasada de moda. Actualmente la moda mira de soslayo hacia tiempos pasados. Ya no existe una proyección hacia un futuro ignoto, sino continuas revisiones de estéticas demodés. En este escrutinio del pasado hay una estética vinculada a un personaje muy concreto que ha tenido un inusitado éxito: el empollón de clase. En su ajuar no faltaba el reloj digital Casio, las zapatillas victoria, la camisa de cuadros, el flequillo que mece la frente y el gran elemento fetiche: las gafas de pasta. Es tal la importancia de este icono que ha dado lugar a un neologismo: el gafapasta. Esta estética que respondía a un perfil de loser social, que poblaban las universidades en las décadas de los ochenta y los noventa y al que le estaba vetada la entrada a cualquier tipo de discoteca que pretendiera estar de moda. Esta estética ha sufrido una extraña mutación ya que actualmente adornarse con estos atributos es un sinónimo de rabiosa modernidad y sofisticación.

Esta situación provoca cierta confusión. Mientras que los adolescentes aceptan esta situación con normalidad y desapego entre los treintañeros suscita cierta extrañeza al comprobar esta revancha de los empollones. Esta situación provoca una nueva confusión. ¿Cómo discernir entre el moderno con pinta de empollón con el empollón contemporáneo? La delgada línea roja se resuelve en una cuestión de actitud. Como diría el famoso cantante madrileño.. No es lo mismo.

Una de los representantes de esta estética de anti héroe venido a más es Luis Piedrahita, un polifacético coruñés que trabaja como humorista, ilusionista, guionista, director de cine y especialmente conocido por sus monólogos. Es conocido como "El Rey de las Cosas Pequeñas, " ya que Piedrahita focaliza su ingenio y su mirada en la cotidianidad. En su visita al programa A Vivir Verano ha desvelado el origen de sus gafas: "Siempre perdía las gafas, al séptimo par perdido mi padre me dijo que se las tendría que pagar. Las volví a perder, sólo tenía dinero para los cristales, así que monté los cristales en las gafas de mi padre" explica Piedrahita.

Luis Piedrahita improvisó una interesante teoría acerca del éxito de los gafapasta: "En la escuela está por un lado el pringao, que vive en su mundo. Por otro lado está el guay, que quiere ser mayor: tiene quince años tiene moto, hueles a whisky... Luego cuando pasan los años el gafapasta sigue niño y fascina tanto como aquel niño que jugaba a ser mayor. Los geeks o frikis comparten la pasión por algo, y eso les conecta con la infancia. La frase de cualquier pasado fue mejor va a caducar en breve" sentencia Piedrahita.

También hubo tiempo para las reflexiones acerca de los agujeros espacio-temporales:"En una ocasión mi madre me envió a por Jamón York a una tienda de ultramarinos y os puedo jurar que salí con las gafas y llegué a la tienda sin las gafas," revela con cierto aire misterioso el cómico coruñés. Para finalizar nos regaló su particular visión de los viajes en el tiempo: "Para mí los viajes en el tiempo son solo posibles hacia el futuro. Pasito a pasito. Minuto hacia minuto. Ahora mismo nos dirigimos hacia el futuro".