El Cid y Talavante cortan una oreja en la segunda corrida de San Miguel
Sebastián Castella se fue de vacío ante un encierro de Torrealta con varios ejemplares potables
Los matadores de toros Manuel Jesús 'El Cid' y Alejandro Talavante han cortado una oreja cada uno en el segundo festejo de la miniferia de San Miguel celebrado este sábado en la Real Maestranza. Completaba la terna el diestro francés Sebastián Castella, quien se fue de vacío ante un encierro de Torrealta con varios toros potables.
Ficha de la corrida:
Se lidiaron seis toros de Torrealta, desiguales de presentación y de juego. Potables, primero, segundo y sexto, parado y reservón el tercero, y sin humillar cuarto y quinto.
Manuel Jesús 'El Cid', de tabaco y oro, estocada (una oreja) y estocada traserilla (leves palmas).
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Sebastián Castella, de catafalco y oro, estocada corta (silencio) y pinchazo y estocada corta (silencio).
Alejandro Talavante, de malva y oro, dos pinchazos y estocada atravesada (palmas) y pinchazo y estocada (una oreja).
En cuadrillas, saludaron montera en mano tras banderillear Alcalareño en el primero y Javier Ambel y Vicente Herrera en el segundo.
El picador José Doblado, de la cuadrilla de Castella, tuvo que ser atendido en la enfermería de la plaza al quedar levemente conmocionado tras ser derribado por el quinto toro de la tarde.
La plaza registró casi tres cuartos de entrada en tarde agradable.
Crónica del festejo:
Intentó estirarse El Cid a la verónica ante el toro que abrió plaza, aunque un volantín del animal deslució el empeño del de Salteras. 'Olivito', que asi se llamaba el de Torrealta, tenía tanta nobleza y entrega en su embestida como justeza de fuerzas, pero El Cid la supo administrar en varias series templadas por el pitón derecho antes de cuajar una más extraordinaria con la mano zurda. Fue la cima de un trasteo que remató el sevillano con una acertada estocada que puso la oreja en sus manos. El cuarto no le permitió redondear su triunfo y eso que Manuel lo enceló de salida para templarse con el capote. Sin embargo, el de Torrealta no humilló nunca y El Cid sólo pudo tirar de entrega para dejarnos, eso sí, una seria actuación.
Se fue de vacío el francés Sebastián Castella, aunque también tuvo toro para lograr algún premio. Fue el segundo, un toro con mucha movilidad al que Castella no supo aplicarle el mando necesario para que se entregara. Al final, el respetable dictó sentencia: palmas para el toro en el arrastre y silencio para Castella. No se pudo resarcir en el quinto, un toro de escasa fuerza que sin embargo derribó con estrépito al picador de turno, José Doblado, que tuvo que pasar a la enfermería conmocionado. Ya en la muleta, el animal no humilló nunca resultando todo muy desangelado con lo que el público apremió al torero.
El primer toro de Talavante tuvo la virtud de humillar en un principio, pero después se puso más rebrincadito en banderillas y llegó a la muleta parado y reservón, dejando al extremeño la única opción de pisarle los terrenos de cercanías. El toreo de verdad llegó en el sexto, un ejemplar falto de entrega de salida, pero al que después Talavante con la muleta supo limar las asperezas a base de temple. Faena medida pero muy intensa con lo que el pinchazo previo a la estocada no fue óbice para lograr el merecido premio de la oreja.