El hospital Vall d'Hebron desvincula la muerte de una paciente de los recortes en sanidad

Roigé entiende que la muerte de Carmen Mesa no obedece a los casi tres días que pasaron entre el inicio de los síntomas del derrame cerebral y la operación. Asegura que los quirófanos del hospital estaban abiertos y operativos pero según fuentes del centro, estaban interviniendo a pacientes más graves que ella.

El protocolo marca que la embolización, que consiste en introducir un catéter por el un vaso de la ingle para sellar la hemorragia, se tiene que hacer en las 24-72 horas después del inicio de los síntomas. Entonces, prepararon a la mujer para ir a quirófano y la tarde del día 8, cuando intentaron por primera vez operarla descubrieron que el 'road-maping', el sistema que tiene que guiar a los médicos para introducir el catéter por donde hay que hacerlo, no funcionaba. Es una avería grave que requiere llamar al servicio técnico del fabricante. Entonces propusieron a la familia operarla con cirugía abierta, más invasiva porque requiere abrirle el cráneo, pero igualmente adecuada.

La familia aceptó y entonces, cuando querían llevarla de nuevo al quirófano, resultó que no había ninguno libre porque estaban operando casos más urgentes. Ante esa falta de quirófanos, los médicos recomiendaron el traslado al Hospital Clínic, que ya había empezado su guardia de fin de semana. Allí la operaron y la trasladaron de nuevo a la Vall d'Hebron, donde murió seis días después.

El director médico del hospital de la Vall d'Hebron ha subrayado que Carmen Mesa sobrevivió a la operación y que la intervención salió bien. Todo ello para insistir en la idea de que la muerte de esta paciente no está relacionada conel tiempo que se tardó en operarla.