Santutxu recuerda a Kepa

El barrio ha despertado consternado, "estamos alterados y asustados" han explicado dos mujeres a las puertas de un portal en esa misma vía. "Fue una película de terror" ha recordado una de las empleadas del concesionario Opel que está frente al bar. Un local en el que han vuelto a desayunar Cándido y Jesus preocupados por la imagen que hoy se pueda dar de un barrio tranquilo, "lo que más me fastidia es que ahora se quiera transmitir sensación de seguridad, esto ha sido casualidad y podía haber ocurrido en cualquier otro lugar".

En el día después los residentes tratan de olvidar la pesadilla vivida, esos minutos frenéticos en los que un perturbado -así se ha referido a él el propio consejero de Interior- sembró el pánico, al tiempo que recuerdan a los héroes anónimos que ayudaron a los heridos y evitaron algo peor. Mari Mar, que estuvo al lado de la pareja lesionada en primera instancia, ha puesto en valor la valentía de todos, "gracias a la gente de la calle que lo pudo parar, sino vete tu a saber lo que hubiera hecho". En los negocios, en los corrillos improvisados en la misma boca del metro se habla del joven que bloqueó al asesino golpeándole con una baldosa, o a quienes como Mari Mar y su amiga Cristina estuvieron al lado de los heridos hasta que llegaron los sanitarios.