Auster, Pujol, Gabilondo
La crònica de tres presentaciones literarias de altura. Hoy, "el día de Paul Auster"
El 27 de Febrero el condado de Brooklyn celebra el día de Paul Auster (Nueva Jersey 1947). Este hecho cuestiona la leyenda de que Paul Auster ?como Woody Allen? tienen mas "predicación" en Europa que en su propio país.
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Aún así, hace tiempo que Auster dejó de ser un escritor de los llamados "de culto" para convertirse en alguien a quien periodistas, barmans de cocteleria y kioskeros piden dedicatorias o simplemente es reconocido por la taxista que lo conduce desde el hotel hasta el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona. Allí, en la luminosa Sala Mirador, le esperan un nutrido grupo de periodistas y los fotógrafos le piden que se quite las Ray-Ban de sol para dejar al descubierto unos ojos tan hipnóticos como lo son algunas de sus historias.
Jorge Herralde, su editor de Anagrama, bromea asegurando que no lo hará, "más por religión y por resaca" que por la afección ocular que le obliga a protegerse de la luz.
Fueron sus editores de Anagrama y Edicions 62 quienes le propusieron presentar Diario de invierno coincidiendo con su 65 cumpleaños, y él (en deferencia a lo que consideró todo un detalle y también "porque los americanos somos unos sentimentales") no sólo accedió gustoso, sino que quiso que las versiones en castellano y catalán se publicaran antes que la inglesa, en un libro que ha aparecido en el mercado en formato digital antes que en papel.
Diario de invierno nace el 3 de Enero de 2011, durante el que Auster recuerda como uno de los inviernos más crudos de Nueva York, y no surge de un dietario ni de notas tomadas con un orden cronológico, sino de la observación que el escritor hace de sí mismo desde fuera "como si fuera una rata de laboratorio". El autor de "Smoke" y también director de "Lulú on the bridge" confiesa que sintió la necesidad de hacer balance de su vida a través de las heridas corporales y psicológicas, así como de sus luchas y de sus momentos de felicidad.
El viaje hacia el autoconocimiento en Diario de invierno es absolutamente autobiográfico. No hay licencias ni ficción. No incluye elementos como que Auster no tiene móvil ni utiliza ordenador o internet para su correo. Posiblemente porque el autor de El palacio de la luna o Tombuctú está convencido de que "la ficción nos ayuda a entender las vidas ajenas pero no la propia".
En Diario de invierno retrocedemos en el tiempo a través de un "flash-back" que nos lleva desde un aparatoso accidente de coche hasta las cicatrices de la primera infancia. Auster nos hace testigos (y a veces partícipes) de sus ataques de ansiedad, de sus penurias económicas, de su primera experiencia sexual con una prostituta, de los años de traductor y "negro literario" en París y en la Provenza, de las relaciones con sus padres... Nos describe el encanto o la sordidez de los veintiún domicilios en los que ha vivido, su percepción de la muerte y, sobretodo y de manera omnipresente, su constante declaración de amor a su actual mujer, la también escritora Siri Hutsvedt, a quien conoció un febrero de hace treinta años y con quien contrajo matrimonio (con la aquiescencia del universo) "en el mismo momento en que el cielo se abrió con un sonoro trueno".
Todo ello nos llega narrado en Diario de invierno desde una segunda persona "que le proporciona una distancia adecuada para alejarse de la vanidad" y organizado como una composición musical para un cuarteto de cuerda, "una especie de fuga donde a cada prosa, a cada tema principal, se le van sumando notas, al estilo de una sonata para piano".
Pero el autor de Leviatán o Trilogía de Nueva York también suele ser requerido por sus posicionamientos respecto a política internacional: censura en Irán por hablar de la fatua contra Rushdie, polémica con el primer ministro turco Erdógan por el encarcelamiento de periodistas e intelectuales... y también sobre la crisis económica e inmobiliaria. En este sentido Auster se muestra taxativo: "hemos fallado, estamos viviendo en un sistema roto, el momento és único para pararnos a reflexionar hacia dónde queremos ir" y añade su esperanza en movimientos como los indignados del 15-M o los Occupy Wall Street de EEUU.
Afortunadamente para sus lectores, Auster afirma que la herida que le impulsa a escribir continúa abierta porque "escribir no cura" y que "el viaje interior para descubrir el misterio de la vida sigue en pie".
En los últimos minutos de la rueda de prensa un periodista le lee el "tweet" que acaba de recibir de un joven lector, en el cual le pide el teléfono de su hija, la cantante y actriz Sophie Auster. El escritor sonríe y contesta que se lo tendrá que consultar a ella previamente.
Mientras firma libros, se prepara para el baño de masas que recibirá en el CCCB esa misma tarde cuando ?rodeado de 800 seguidores, más los que tuvieron que verle desde la pantalla de la sala anexa? tendrá que hacer un ejercicio titánico para mantener la distancia prudente que le aleje de la vanidad.
Pero la semana literaria en Barcelona tuvo otros dos nombres propios de peso. En el mismo día (23 de Febrero) presentaban libro el que fuera presidente de la Generalitat durante 23 años, Jordi Pujol, y el exministro de Educación y catedrático de la Autónoma de Madrid, Angel Gabilondo.
Memòries de Jordi Pujol. Proa, el sello editorial que publica a Pujol, convocó a la prensa en el Hotel Majestic (el que fuera escenario del famoso pacto entre CiU y PP en el 1996) para conversar sobre el tercer y último volumen de las Memòries (1993-2011), esta vez con el subtítulo de "De la bonança a un repte nou" (De la bonanza a un nuevo reto).
En plena crisis económica, con una política de recortes y con el partido del que es fundador (CiU) de nuevo en el gobierno catalán, es lógico que las preguntas de los periodistas a Pujol no giraran sólo en torno al libro sino también sobre su opinión del lugar que ocupa Catalunya en el marco del estado español.
Pujol no eludió ninguna de las cuestiones referentes a la época del pacto con el PSOE y el supuesto conocimiento del apoyo a los GAL, o a la independencia de Catalunya, a lo cual contestó que "la independencia no es imposible, pero sí difícil", que "dependerá de la respuesta del pueblo catalán" y que "sin una mayoría amplia no sería viable, como tampoco lo es el actual expolio fiscal a que está sometida una Catalunya que si acepta esta situación, está muerta".
Respecto a la visibilidad del actual pacto con el PP, Pujol se permitió bromear diciendo que, hoy por hoy, "a CiU le es imposible hacer nada con los populares sin que su actual presidenta en Catalunya, Alicia Sanchez Camacho, salga en la foto".
Darse a la lectura , de Ángel Gabilondo. El mismo jueves 23 el auditorio de RBA Ediciones ?en pleno distrito 22@ barcelonés? se convertía en una fiesta en que el numeroso público asistente se entregó al ejercicio de "darse a la lectura".
En una distendida charla entre el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, el filósofo y exministro de Educación (2009-11) Ángel Gabilondo (autor del libro) y de su hermano, el periodista Iñaki Gabilondo, los temas que se trataron fueron la reflexión sobre el acto de leer como forma de vida, la pasión por los libros y la transformación que sufrimos al concluir una lectura.
Pero que nadie busque un inventario onomástico de autores o un cánon bibliográfico al estilo del de Harold Bloom. En las 205 páginas de Darse a la lectura, Ángel Gabilondo, al margen de las inevitables citas a los clásicos griegos de la oratoria, nos invita a compartir la intimidad personal de lo que considera la fantástica experiencia de adentrarse en la historia que contiene un libro, sea ensayo o ficción. Así, en capítulos como el titulado "Leer de noche" encontramos verdadera perlas como ésta: "Al leer de noche se produce cierta despedida. Y no sólo del día. También de la vida no vivida. No sólo de la que se nos fue, sino asimismo de la que nunca alcanzaremos ni nos alcanzará".
Darse a la lectura se cierra con un agradecimiento a la literatura ya que "sólo gracias a ella se consigue hablar con corrección" y concluye que "el punto final nos coloca en esa tesitura, la de saber callar a tiempo".
Sea, pues.